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Mantener la frontera cerrada. Esa es la solución que propone el alcalde del Municipio Ureña, del estado Táchira, hasta que ambos gobiernos se pongan de acuerdo en su apertura total y no parcial.

“Mejor mantengan la frontera cerrada hasta que no se haga de forma completa y ambos gobiernos se pongan de acuerdo”. Esta es la posición del alcalde del municipio fronterizo de Ureña, en el estado Táchira, Alejandro García, al referirse al nuevo cierre fronterizo ordenado por el presidente Nicolás Maduro.

Para García, el gobierno colombiano no puede estar sometido a los caprichos del Maduro, quien abre y cierra la frontera de forma injustificada, “cada vez que se le antoja”.

“Esta situación tiene descontrolados a los empresarios, a los comerciantes y los habitantes en general de la frontera”.

Considera que la única línea de frontera que existe se encuentra en la mente de los funcionarios en Caracas y Bogotá, expresando su temor frente al nuevo cierre.

El último, que anunció Maduro por un lapso de 72 horas, se prolongó un año antes de que se reabriera de forma parcial.

Vielma es un contrabandista

El alcalde rechazó la acusación de algunos funcionarios del gobierno nacional que señalan la existencia de mafias en la frontera dedicadas al contrabando de productos y ahora de bolívares. Asegura que, al contrario de lo que se afirma, el contrabando es parte del gobierno regional.

“El primer contrabandista es el gobernador del Táchira, Vielma Mora, quien, con  la anuencia de autoridades colombianas, realiza importaciones ilegales de productos colombianos para surtir las ventas que instaló la gobernación en San Cristóbal”.

A pesar de que la frontera se mantiene cerrada para el tránsito de carga, “…esa mercancía pasa a Venezuela por trochas, no paga impuestos ni allá ni acá. Es algo ilegal”.

Indica que Venezuela se encuentra quebrada financieramente y que, por culpa de la errada política económica del gobierno nacional, nuestra moneda se ha devaluado originando medidas irracionales como la eliminación del billete de 100. La medida, a su juicio, conmociona totalmente. Pone el ejemplo de las empresas que tienen que pagar su nómina en efectivo el 15, “¿cómo lo van hacer?”.

Afirma que carece de sentido la acusación del gobierno de Venezuela sobre la existencia de una presunta estrategia de ataque al bolívar desde las casas de cambio en Cúcuta.

Alejandro García enfatiza que son los propios venezolanos los que buscan alimentos y medicinas por lo que pagan en bolívares, «son los que llevan los billetes de 100 a esa ciudad».

Describe también otra justificación para el paso de los billetes de 100 a Colombia: “hay quienes compran dólares en Cúcuta y los pagan también en bolívares al cambio del mercado. Por la devaluación del bolívar hay que llevar una maleta de billetes para comprar mil o dos mil dólares allá”.