tengo hambreLa migración ha encendido las alarma en la población de Pacaraima, donde se evidencia la presencia de venezolanos en la calle.

Las autoridades de la puerta hacia Brasil desde Venezuela, Pacaraima, han constatado la presencia de venezolanos deambulando por las calles y viviendo a la intemperie en calles y aceras.

En trabajo especial realizado por el diario El Correo del Caroní se expresa que por esta razón el cónsul adjunto de Venezuela en Boa Vista, José Martí, explicó ahora han solicitado los datos de ingreso de los venezolanos al órgano migratorio de Brasil, para hacer un estudio e informar a la Cancillería de este “flujo anormal”.
La puerta de entrada a Brasil es Pacaraima, en el estado de Roraima, a 15 kilómetros de Santa Elena de Uairén, en el municipio Gran Sabana de Venezuela. Un par de horas después, llegan a Boa Vista, la capital del estado brasileño en el extremo norte.

Son cientos de venezolanos los que recorren un trayecto superior a las ocho horas hasta llegar a Santa Elena de Uairén, en el municipio Gran Sabana en el sur de Bolívar, para comprar alimentos pero además de ello se ha incrementado la migración masiva de personas, en busca de trabajo y mejores condiciones de vida, hacia el norte de Brasil sin recursos de ningún tipo, ni siquiera de alimentos.

Autoridades brasileñas realizan inspección

La presencia de venezolanos en situación de mendicidad en Pacaraima ha llevado a las autoridades locales a evaluar la posibilidad de declarar un estado de emergencia.
Ya a mediados de septiembre, representantes de la Fuerza Nacional del Sistema Único de Salud (SUS-FN) de Brasil visitaron Pacaraima para hacer un estudio sobre las condiciones de vida de los venezolanos que están emigrando a Brasil debido a la crisis financiera.

También diario Folha de Brasil indicó en su momento que el congresista Hiran Gonçalves (PP) había solicitado medidas federales de emergencia a su Gobierno con respecto a la situación de los refugiados venezolanos.

«Es un problema que considero muy grave, ya que debido a la crisis política y económica (de Venezuela) muchas de estas personas están llegando al estado en busca de mejores condiciones de vida. Pero muchos viven en condiciones precarias en lonas improvisadas. En Boa Vista, la mayoría de ellos buscan maneras de sobrevivir, vagando por las calles vendiendo objetos, lavando parabrisas de los automóviles. Necesitamos una acción de emergencia «, señaló el diputado.

En la visita estuvo también la senadora Angela Portela (PT), quien expresó al mismo diario su preocupación por los niños y las madres que ocupan las aceras y plazas, así como las mujeres que se prostituyen.

«He pedido, desde la semana pasada, al Ministerio de Integración Nacional y al Ministerio de Justicia tomar conciencia de esta realidad en Boa Vista y Pacaraima y ahora hacemos un documento para mostrar esta realidad y sensibilizar a estos ministerios a tomar medidas más eficaces y urgente (…) es una cuestión humanitaria”, dijo.

Pese a la posibilidad de decretar un estado de emergencia en la población fronteriza, asomado por el alcalde Altemir Campos, el gobierno de Pacaraima informó que no podría declarar un estado de excepción o de emergencia debido a que la situación “es muy específica… no es un desastre”.

A esta conclusión se llegó, luego de que la coordinación estatal de Protección Civil realizara a finales de agosto un informe sobre la situación de los venezolanos que viven en la localidad fronteriza.
En la inspección se identificaron 47 familias, con un total de 177 personas, entre ellas 62 niños y seis personas de edad avanzada y se determinaron posibles refugios para los venezolanos, entre ellos un gimnasio y una iglesia.

La Folha señala que los venezolanos convirtieron a Pacaraima en una favela, como se le conoce a las zonas más pobres del país vecino.

“Los extranjeros volvieron Pacaraima en una ‘favela’ y hacen todo para conseguir comida. La semana pasada, Folha fue al municipio y encontró la triste realidad. Venezolanos duermen en lugares públicos, bajo los árboles y patios. La comida la hacen sobre ladrillos en las aceras y en las calles (…) Los niños venezolanos están trabajando para ayudar a los padres a comprar alimentos. La mayoría trabaja como vendedor ambulante, pero muchos se encuentran en las aceras, cunetas y bancos, esperando a que los padres retornen”.