Por segunda vez la oposición le inflige una derrota al gobierno y al oficialismo. La primera fue el 6 de diciembre del año pasado, en las elecciones parlamentarias, en las que fueron electos diputados a la Asamblea Nacional 112 de los candidatos de la MUD, lo que se tradujo en una mayoría calificada. La segunda derrota ha sido recientemente con la recolección de firmas para activar el referendo para revocar el mandato de Nicolás Maduro, de conformidad con el artículo 72 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. El madrugonazo de la oposición al oficialismo, con la entrega temprana de 1.850.000 firmas, los ha dejado fuera de si y con la brújula política sin norte. De ahí los arrebatos de algunos líderes del PSUV y las correspondientes amenazas, en particular a los funcionarios públicos, que en lugar de ser considerados parte de una administración de Estado se les tiene por sujetos del régimen para ser usados y utilizados a su real gana y saber.

Hay que tener consciencia que llegar al referendo revocatorio antes del 10 de enero del año 2017 no es tarea fácil. Por una parte, hay que preguntarse por qué un gobierno que controla todos los poderes públicos, que está dispuesto a llevar a Venezuela a su destrucción total antes que entregar el poder, que es capaz de violar de manera reincidente la Constitución Nacional acepta que se inicien los trámites correspondientes para la realización de un referendo que revoque el mandato del presidente de la República. Por la otra, si está el CNE dispuesto a cumplir con los lapsos que el mismo estableció?

Con respecto a la primera pregunta surgen inmediatamente varias hipótesis de respuesta.

En primer lugar, el gobierno accede para crear falsas ilusiones en la espera de tiempos mejores para el propio gobierno. Por ello, puede convertir al revocatorio en una carrera de obstáculos que nunca llegará a su fin. Ello, para que el ciudadano de a pie abrigue falsas esperanzas de una cambio real a su precaria situación personal y postergue sus justificados reclamos ante la falta de comida, de medicamentos, de electricidad, de agua, de dinero para llegar a fin de mes, de seguridad personal. La posible realización de un referendo revocatorio no sería sino una ilusión política gatopardiana.

En segundo lugar, porque hay fuertes presiones al interno del chavismo e incluso de los mandos medios de las FAN para que salga Maduro, a lo que se accedería pero sin ello correr el riesgo de perder el poder, lo que se traduciría en la realización del referendo después de enero de 2017, de forma tal que el vicepresidente de la República concluya el mandato presidencial hasta enero de 2019. En este caso no hay que pensar en que el actual vicepresidente, Aristóbulo Istúriz ocuparía la silla presidencial hasta concluir el mandato, pareciera más lógico que quien quedará encargada fuera la “primera combatiente”, es decir Cilia Flores, de manera tal que todo quede en familia y bajo el mismo control.

En lo que respecta a la segunda pregunta la respuesta está íntimamente vinculada a las dadas a la primera, toda vez que las Rectoras son parte de un todo, el oficialismo. Los lapsos parecieran estar destinados a no cumplirse. Nada garantiza que el revocatorio pueda realizarse en los tiempos establecidos, es decir en 175 días después de iniciarse la verificación de las firmas recientemente recogidas por la MUD. Hace pocos días en declaraciones de la presidenta del CNE constatamos que ésta nunca se pronunció por la realización del referendo durante el año 2016. Además, se vislumbró que las Rectoras están dispuestas a modificar el reglamento para garantizar los derechos humanos y políticos de Nicolás Maduro. Lo que nunca dijo ni dejó entrever la presidenta del CNE es quién responde por los derechos humanos y políticos de los venezolanos.

En fin, que quede claro que la realización del referendo revocatorio está en las propias manos de los ciudadanos. La gran mayoría de los venezolanos quiere el revocatorio; los que ya firmaron en más de un 85% están dispuestos a firmar de nuevo a pesar de las amenazas recibidas. Por lo tanto, hay que seguir el camino emprendido y defender, por todos los medios a nuestro alcance, los derechos que nos da nuestra propia Constitución.

10 de mayo de 2016.

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