El contrabando de carros, es un negocio millonario que involucra a militares, policías, autoridades, compradores y vendedores de ambos lados de la frontera.

“Es un buen negocio en donde todos comen: militares, comerciantes, propietarios, informales y autoridades de ambos lados de la frontera”. Así describe Juan F. el contrabando de carros de placa venezolana hacia Colombia. Él es uno de los tantos que en Cúcuta se dedican a la actividad. El prefiere llamarla «contraventa» de vehículos pero otros la denominan, simplemente, contrabando de carros.

Su labor es solo la de “pasar” el carro desde el Táchira hasta Cúcuta, por lo que solo es un eslabón de la cadena del negocio de contrabando de carros, que tiene varios niveles.

“Está primero el comprador. Él se dedica a revisar las páginas en Internet y los periódicos con ofertas de vehículos y motos. Quien se dedica al negocio, por el mercado en Cúcuta, busca carros recientes, del 2014 hasta el 2016”. Indica Juan F. que el comprador incluso puede tener ya contactos directos en las concesionarias por lo que adquiere, a través de un tercero, el carro si ya tiene comprador seguro.

Cerrar el trato

“El comprador pasa a Venezuela dos veces por semana. Negocia el carro que puede salir en tres a 6 millones menos de lo que cuesta en Cúcuta”. Por la vía legal, una vez pactada la compra, que puede ser cancelada en bolívares o pesos según el interés del vendedor, se hacen los trámites en notaria y el carro lo bajan a la frontera. “Puede ser por cualquier lado y eso depende del contacto con los militares venezolanos por La Fría, Orope, por Ureña o por San Antonio. Cualquier trocha sirve”

Por “la vía legal” es la compra que hace una persona en Cúcuta que quiere el carro para su uso particular. Otros lo destinan a negocio para ganar en cada transacción dos a tres millones de pesos.

Pero está la otra vía. El carro se traslada a la frontera, se pasa por la trocha. Una vez confirmado el paso se reporta como robado en Venezuela. “Los que hacen eso están asesorados por policías para saber hacer la cosa. Así le tumban los reales al seguro y ganan doble”.

El cruce

“A mí me contratan solamente para pasar el carro. Ya yo tengo mis contactos con militares y policías, de lado y lado” afirma Juan F. Dice que durante el paso es preferible “que el río este bajito”.

“Se sacan unos planchones que se tiran sobre el río y por allí pasan los carros. Pueden ser dos o tres por noche de trabajo y yo trabajo dos veces a la semana”. Esa es una operación que se hace en minutos.

Dicen que esperan la instrucción del contacto uniformado para pasar. No son todos los involucrados y por eso tienen que esperar los cambios de guardia. A los “pasadores” se les dice a qué hora se hace ronda en el sitio escogido. “Al retirarse hacemos la operación”.

“Aquí se les paga a militares y policías. Ellos no nos joden por unos minutos. Si no lo hacemos así nos quitan el carro, pero eso pasa muy poco”.

Señala la fuente, que hay otros que se dedican a pasar los carros y tienen contactos más altos que los de él. “Esos pasan el carro por el puente nuevo de Tienditas. Allí ya tienen todo cuadrado con vigilantes, militares y policías”.

Juan F. cobra un millón de pesos por carro, pero reconoce que a los de mayor valor y que pasan por el puente, les cobran más.

La entrega

Una vez en territorio colombiano se contacta al comprador y se le entrega el carro. Desde la década de los 50, en Cúcuta es normal ver vehículos de placa venezolana propiedad de colombianos. El problema es cuando esos carros son del 2015 y 2016, ya que, desde agosto del 2015 y hasta la fecha se mantiene el cierre de fronteras para vehículos. Esos no deberían estar en Cúcuta.
Pero lo están y en creciente número.

Las autoridades nacionales, regionales y municipales de Cúcuta carecen de un censo fiable de los vehículos de placa venezolana en su territorio. Quieren enfrentar el contrabando de carros.

El problema con estos automotores es que no pagan impuestos y las leyes tienen vacíos que impiden una acción policial más fuerte.

Dos gestiones de la alcaldía de Cúcuta han propuesto regularizar la situación con un censo y la aplicación del llamado impuesto de internación, lo que implicaría asimilar estos carros al parque automotor de la ciudad. “Un carro venezolano en Cúcuta, en la actualidad, solamente debe cumplir con el requisito del seguro de responsabilidad civil y el certificado de emisión de gases. Teniendo eso el propietario se cubre las espaldas”. Y hasta allí puede llegar la policía colombiana.

Lo que se viene

El tema de los carros con placas venezolanas en Cúcuta ya viene causando ruido. La autoridad municipal es la principal preocupada porque se cobren los impuestos. El asunto forma parte de la agenda de una reunión que realizarán las cancillerías y funcionarios de Transporte de ambos países en las próximas semanas.

Se anunciaron en Colombia, mayores controles en las trochas para evitar el contrabando de carros. En Venezuela el tema es poco conocido por la opinión pública aunque las aseguradoras ya han activado su reclamo por la situación.

“El problema lo podrá tener un comprador que, de buena fe, adquiera en Cúcuta uno de estos carros y luego pase a Venezuela. Si hicieron una denuncia, allí lo pueden reconocer como robado y esta persona tendrá el problema de su vida” reconoce Juan F.