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En la frontera colombo-venezolana el bolívar vive bajo un signo de interrogación. Nuestra moneda se derrite ante la incapacidad del gobierno y el Banco Central para defenderlo

El bolívar no tiene nada de la fuerza que una vez el fallecido Hugo Chávez le auguró. El creador del proyecto del “Socialismo del siglo XXI” fantaseaba en el año 2007, sobre una moneda venezolana capaz incluso de competirle al “mismísimo dólar”. Hoy esa fantasía es una vergonzosa mueca.

Voceros de la Asociación de Cambistas de Cúcuta han expresado su preocupación ante la caída en la compra de bolívares por parte de colombianos debido a la incertidumbre generada por las marchas y contramarchas del gobierno de Nicolás Maduro en materia monetaria.

De incertidumbre también hablan  voceros empresariales venezolanos de la frontera, “desde que Maduro se puso a jugar con el bolívar y el billete de 100, la gente vive en incertidumbre y esperan , prevenidos, cualquier tipo de locura como el cambio del cono monetario y los billetes fantasmas de 500”.

El valor que representa una moneda se genera, fundamentalmente, por tres elementos: las reservas que le garantizan (oro específicamente), su capacidad de cambio (la posibilidad de ser transado por otras monedas) y un aspecto no físico sino inmaterial: la confianza que se tiene en ella.

En los tres aspectos el bolívar está raspado frente al mundo: el Banco Central tiene años que no permite la verificación internacional de las reservas, existe un control cambiario que impide el libre intercambio con otras monedas y no existe, por parte del mercado internacional, confianza en la moneda venezolana.

Colombianos ahuyentados

Sandra Peñaloza, una operadora informal del cambio, expresó que ya se reinició la cuenta regresiva para el fin del billete de 100 lo que tiene temerosos a los colombianos quienes buscan salir rápido de la moneda venezolana, sin distingo de su denominación.

“Antes los colombianos guardábamos bolívares para hacer compras en San Antonio y Ureña. Ya no se consigue nada allá y lo que se encuentra está, incluso, más caro que lo que uno paga aquí” señala Peñaloza.

Cada vez son menos las transacciones y estas son mayoritariamente realizadas por venezolanos que regresan de Cúcuta o La Parada y que necesitan efectivo en bolívares para sus gastos.