la parada colombiaLa Parada, Colombia,  es considerada un centro de operaciones para el contrabando. Se vende y se compra de todo: cabello, oro, bolívares, víveres, verduras. 

Vender el cabello se ha convertido en una opción para las venezolanas que buscan pesos, para poder hacer un buen mercado en Colombia. Es el último negocio en La Parada, Colombia. En peluquerías y otros tarantines están comprando cabello y es, para muchas, la alternativa. Muchachos y muchachas se ubican en la salida del puente y vocean su oferta: “Se compra cabello…Se compra cabelloooo… por volumen…”.

En el poblado, mujeres venezolanas se forman en fila para venderlo.  De allí obtienen 70 mil pesos promedio de acuerdo a su calidad, 91 mil bolívares al cambio. Lo suficiente para irse abastecido. La cruda realidad de un pueblo que hasta el cabello vende por comida.

Luego de un proceso en donde se le trabaja y empaqueta, este cabello natural se destina para hacer extensiones y satisfacer la vanidad de muchas.

La demanda en Colombia por “mercancía” que se vende por gramos es amplia y, puede llegar a valer hasta 175 mil pesos cada empaque. Sin embargo, en Europa, se pueden cotizar hasta en 105 euros, lo que habla de la magnitud del negocio.

La Parada en Colombia es un caos

La Parada es el primer poblado colombiano que encuentra al pasar el puente binacional a 50 metros lineales de la frontera. Pertenece al municipio de Villa del Rosario.

Durante el año de cierre de la frontera lucía solo y abandonado con apenas unos cuantos locales comerciales que se negaban a cerrar a pesar de las escasas ventas.

Hoy por hoy la realidad es otra. Miles de personas pululan allí. Cada centímetro de espacio disponible ocupado en la totalidad de los locales abiertos y otras tantas ventas ambulantes allí instaladas.

Las mismas autoridades colombianas califican el sector como el primer centro de contrabando binacional entre ambos países. Pero esto no es nuevo: históricamente ha sido así y el flujo de mercancías contrabandeadas va de lado a lado sin parar.

Al usted superar la aduana le llegan las ofertas de taxistas, colectivos (busetas), carretilleros en un frenesí desbordante. Desde allí usted decide si se va para Cúcuta, Los Patios o se queda allí en La Parada.

Si va a Cúcuta, no pague más de 8 mil pesos si agarra un taxi. La buseta, “Lechuza” le dicen ahí, cuesta 1.600 pesos igual que el autobús. 900 bolívares en promedio.

Hay muchas casas de cambio que le compran los bolívares. Otras también le ofrecen comprar oro, lo que no es operación legal para ellas pero es una opción para nosotros. Siempre se ven plenas de venezolanos o “venecos” como algunos nos llaman allá.

La Parada pertenece al municipio de Villa del Rosario. Si usted no quiere caminar mucho y se le complica ir a Cúcuta, allí consigue todos los productos que necesite al mayor y al detal. Y no solo productos colombianos: a pesar de los anunciados controles allí encuentra leche La Campiña, mayonesa y mantequilla Mavesa entre otros productos venezolanos.

Es evidente que son de contrabando y allí está metida la mano de quienes controlan la frontera del lado venezolano.

Cuidado con la compra

Pero tiene que tener cuidado si se le antoja comprar estos productos venezolanos porque hay inescrupulosos que están sellándolos con cualquier cosa. Colocan vendedores en la calle a vocear su oferta y así, alegremente,  usted se puede llevar una bolsa de leche La Campiña en 5 mil bolívares y al llegar a su casa descubre que es cal.

Así se reproduce el modo de estafar en diversos productos de marca venezolana que también pueden pertenecer a lotes de mercancía vencida y cuyas etiquetas son reimpresas ofreciendo ofertas engañosas.

Los precios de los productos los debe regatear siempre. No se conforme con el primer precio: el colombiano está acostumbrado a que usted regatee y puede conseguir mejores precios por su compra. Le puede pagar en pesos o bolívares si quiere.

No compre cauchos o repuestos allí. Vaya a Cúcuta. Las autoridades colombianas exigen factura legal y muchos de los negocios allí no la tienen. A veces le dan una factura que no cumple con los requisitos de ley.

Así que pueden retenerle los cuatro cauchos que la DIAN le permite llevar y los repuestos que haya comprado sin que tenga luego a quien reclamarle nada.