El país está viviendo una anomia que según expertos se seguirá incrementando. La violencia en Venezuela es impulsada por el Estado como agresor mayor.

La violencia en Venezuela ha llegado a niveles nunca vistos, al punto que la población siente la necesidad de aferrarse a Dios para buscar su protección, ante la incapacidad de las autoridades para resguardar la vida y los bienes del ciudadano de a pie. El país atraviesa una especie de descomposición o vorágine de la que pareciera imposible salir, nadie se siente seguro ni siquiera en su propia casa.

En la calle existe un bombardeo de agresiones permanentes que se manifiesta en largas colas para comprar alimentos, falta de servicios públicos, escasez de medicinas y por si fuera poco, un sistema judicial que no imparte justicia mientras la impunidad empuja a la sociedad hacia la anarquía y el deseo de hacer justicia por sus propias manos.

Información de prensa revela que en lo que va de año se han registrado 29 intentos de linchamiento y 7 han sido ejecutados, dos de ellos tuvieron lugar recientemente dentro de los calabozos de la policía en Puerto La Cruz.

 

Este hecho violento surgió como forma de vengar el asesinato a pedradas de un menor de 7 años que previamente había sido secuestrado. Los agresores del infante fueron obligados a ingerir algunos de los dedos de sus manos, antes de ser totalmente mutilados y echados en bolsas plásticas para basura.

Un hecho escalofriante

Luego de aseverar que durante toda su carrera como periodista de sucesos del diario El Tiempo, jamás había presenciado un hecho tan escalofriante, Eleida Briceño afirma que la violencia en Venezuela, evidenciada en los centros penitenciarios tiene mucho que ver con el consumo de estupefacientes, pero además con el hacinamiento que caracteriza las cárceles venezolanas.

Además, la profesional de la comunicación cree que debió haber una participación más activa por parte de los funcionarios policiales para impedir que la masacre se consumara, al tiempo que se pregunta, “cómo llegaron al calabozo las armas blancas con las que descuartizaron a los detenidos”.

A juicio de Briceño, la violencia desmedida que se está observando en el país está relacionada con el discurso oficial agresivo que desde hace 17 años está recibiendo la población venezolana, aunado a otros factores como la inflación, la escasez, el desempleo, la inseguridad entre otros que han incidido directamente en el deterioro de la calidad de vida.

El Estado como promotor de la violencia

Johnny Turner, especialista en psiquiatría, afirma que el Estado venezolano ha sido el mayor generador de violencia en la Venezuela de hoy, “se trata de un Estado forajido que no resuelve las necesidades básicas del individuo, y ello genera grandes frustraciones que derivan en depresión y hasta suicidio.

 

El profesional de la psiquiatría afirma que en 1998 ya se vislumbraba en el país el incremento del índice delictivo y confiesa que en la actualidad lo aterrador no es ver como esos índices se han elevado, sino la crueldad con la que se cometen los delitos.

Desde su perspectiva, en el país existe una especie de anomia que según el sociólogo Émile Durkheim, consiste en una ausencia total de normas en la sociedad.

Turner está persuadido de que la violencia en Venezuela obedece a un plan macabro del propio gobierno: “yo destruyo, yo levanto”, de esta manera se intenta desde el poder castigar a la oposición y a los supuestos traidores de la revolución, al tiempo que se recurre al miedo como mecanismo de control social.

A su juicio, la oposición debe trabajar en una estrategia que permita a la gente vencer el miedo, “hay que echarse el miedo en la espalda porque el gobierno está condenando al pueblo a muerte, la anomia que existe se incrementará si la población no hace frente, porque el riego no está en lo que ellos hacen, sino en lo que nosotros dejamos de hacer”.

La violencia en Venezuela, aunque desatada, todavía puede tener control, siempre y cuando los ciudadanos entiendan que la Constitución prevé en su artículo 350 el desconocimiento de aquello que nos obligue a incumplir la norma. El Estado es una especie de pater familia llamado a dar el ejemplo, si éste viola la Ley todos los demás lo harán, por ello, según Johnny Turner, la sociedad debe y puede acogerse al artículo en referencia.