Cómo están comiendo los venezolanos lo explica Aura Cristina Sanabria, una abuela de 80 años que trabaja como barredendera de calles y observa que cada día son mas las personas que rompen las bolsas de basura buscando comida.

«Si pasa algo en Venezuela será peor que el Caracazo porque aquí la gente está pasando hambre. Esto no se vio en tiempo de la Cuarta República como la llaman los chavistas ni con la dictadura de Marcos Pérez Jiménez o con Jaime Lusinchi y tampoco durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez. La gente está comiendo arroz picado para perros que trae hasta los ‘mojones’ de ratas y de gatos, exponiendo lamentablemente a los niños, porque las madres no pueden decirles no tengo nada para comer». Así se expresa Aura Cristina Sanabria, una caraqueña de 80 años que vive en la Carretera Vieja Caracas – Los Teques desde que tenía 20 años, y quien hoy recorre la capital del Estado Miranda barriendo sus calles y observando que cada día son mas las personas que abren las bolsas de basura buscando comida pero advierte que “no se consigue ni el sobrao’ en las papeleras porque la gente se come todo, ya no dejan nada”.
Aura se toma un respiro y le responde al régimen de Nicolás Maduro que afirma que en Venezuela no hay necesidades qué atender. “ Yo lo digo claramente, es falso que en la Cuarta República como ellos dicen, se comía comida de perro. Yo nunca comí perrarina. Yo iba a un supermercado y comparaba lo que quería, ahora hay que comprar lo que se consigue, si es que el sueldito le alcanza. Este país está quebrado. Antes un plato de comida no se le negaba a nadie, hoy eso no se puede hacer porque ni una taza de café tienes para dar y si la tienes es para ti. Él (Maduro) no tiene necesidad pero el pobre, el pueblo sí la tiene.”

Aunque su tez oculta su edad, su alimentación también se ha visto comprometida y, al ser consultada, responde a medias porque se preocupa mas por los que tienen niños y familias numerosas. «Yo tengo días que como una vez, otra dos veces y así voy sobreviviendo, estirando lo que consigo pero me preocupa los que tienen niños. Busco la manera de sobrevivir pero me preocupa mi hijo que es mototaxista y sale a las 5 de la mañana y llega a las 9 de la noche buscando la comida para sus dos hijas de 9 y 13 años. Rezo para que no me lo roben y no me lo malogren”.

«Yo hago cola cuando puedo escaparme un momento de mi trabajo o espero las bolsas del Gobierno, pero esa llega cada tres meses y ellos creen que yo como cada tres meses».

Asegura que mientras barre las calles son muchas las mujeres que se le acercan para preguntarle cómo conseguir un trabajo de barrendera para lograr “una platica para la casa”. “Fíjate que ya hay muchos negocios cerrados porque los dueños no consiguieron mas mercancía y bueno tuvieron que cerrar. Esa gente que trabajaba allí se quedó desempleada y todos los días son más”.

Con pistola en mano le robaron 800 bolívares

El hampa no perdona ni a las abuelas o bisabuelas como Aura Cristina. Su hijo le consiguió varias cestas de mango para venderlas frente a su casa y así poder conseguir un extra para sus gastos, por lo que vendía el kilo en 200 bolívares por la temporada.

Lo que no imaginaba es que un par de motorizados se pararan supuestamente a comprarle dos kilos y después de pedirlos la amenazaron de muerte con una pistola para pedirle el dinero de la venta del dia; 800 bolívares que tenía guardados en su bolsillo. “Yo rezaba para que no se me metieran para la casa y me quitaran mi televisión y el ventilador que es lo único de valor que tengo. Esos son muchachitos, no imagina lo groseros que son, que no estudian ni trabajan. Bueno a uno de ellos supe que lo mataron a los tres días porque es que aquí nuestros muchachos se mueren antes de los 20 años, por eso yo rezo para que no me toquen a mi hijo que es un hombre trabajador, buen hijo y buen padre. A mi me salió bueno mi hijo”.

Aura Cristina se despide asegurando que “ aquí en Venezuela va a pasar algo muy feo. Tiene que pasar porque el país está quebrado».

«Yo quisiera que no pasara pero en la situación que estamos tiene que pasar. Hay mucha gente buscando en la basura, niños desnutridos, madres haciendo cola de un día para otro. Yo no consigo medicinas, sufro de la tensión y mis pastillas no se consiguen, este país está por el suelo, sinceramente algo debe pasar para cambiar”.