oliver sanchezLa foto de Oliver Sánchez se convirtió en el rostro infantil del desabastecimiento de medicamentos en Venezuela y su sueño de curarse quedó en eso: solo un sueño.

En el mes de febrero durante una protesta, Oliver Sánchez pidió un papel y un marcador para hacer su propia pancarta en la que escribió «Quiero curarme, paz, salud», detrás de él, funcionarias de la Policía Nacional Bolivariana de Venezuela, sonrientes.

Olvier Sánchez quien tenía 8 años y padecía de linfoma no-Hodgkin diagnosticado hace poco más de un año, vivía en Charallave, estado Miranda con su familia, pero debido a la enfermedad, tuvo que dejar los estudios de segundo grado y mudarse a Caricuao, a la casa de sus abuelos maternos. Estuvo recluido en el hospital Elías Toro, en Catia, pero por falta de camas en el recinto hospitalario, tuvo que ser recluido en una clínica privada.

Se conoció que su temprana muerte ocurrió este martes en la Clínica Loira, en la urbanización El Paraíso, tras haber pasado 10 días en terapia intensiva.

Un familiar ha relatado que a pesar de la enfermedad que padecía el niño, siempre se mantuvo con un carácter alegre. En su familia hay otras dos personas que padecen de cáncer: su abuela materna y una de sus primas, quienes también luchan por conseguir el medicamento que las mantendrá con vida.

En el mes de abril Oswaldo Tenorio, juez del Tribunal Superior tercero de Protección de niños, niñas y adolescentes, declaró sin lugar la apelación impulsada por Cecodap, organización dedicada a la defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, que buscaba protegerlos del desabastecimiento de medicamentos e insumos. ¿Tendrá hoy la conciencia tranquila?