Un organismo antimonopolio investigará a Apple y Samsung por presuntamente reducir a propósito el rendimiento de los equipos.

Aparentemente, las compañías Apple y Samsung programaban las obsolescencias en sus equipos. Al menos esto es lo que investigará el organismo antimonopolio de Italia, para comprobar si el hecho que cada cierto tiempo sus dispositivos pierdan calidad de funcionamiento, estaba premeditado o no.

Según Reuters, el organismo de control italiano considera que Apple y Samsung no informaron a sus clientes que las actualizaciones de software podrían traer como consecuencia un «impacto negativo en el rendimiento de sus teléfonos».

El organismo considera que ambas empresas son sospechosas de orquestar actualizaciones que «inducen a los consumidores a comprar nuevas versiones» de sus dispositivos.

Si esta investigación antimonopolio en Italia sale adelante y considera culpables a ambas empresas, no solo se avecinan multas de «millones de euros», sino que además podría haber un efecto contagio: en España las autoridades podrían hacerse la misma pregunta, y desatar una vorágine difícil de parar, señala el portal CNET en español.

«Apple y Samsung serían sospechosas de orquestar una «política comercial general que aprovecha la falta de ciertos componentes para frenar los tiempos de rendimiento de sus productos e inducir a los consumidores a comprar nuevas versiones», dijo el organismo, según citó Reuters.

El portal destaca también que la investigación para ambas empresas se da justo cuando «Apple ha hecho dos movimientos importantes: por un lado ha decidido repatriar a Estados Unidos una gran cantidad de su liquidez, dejando a la sede europea en Irlanda en un limbo, y por otro ha anunciado que la próxima actualización permitirá que los usuarios deshabilitan las mejoras de la empresa que pueden reducir el funcionamiento de sus equipos».

La investigación a la que serán sometidas Apple y Samsung se sustenta en informes de los consumidores. En España, Apple tiene una causa similar abierta. En este país, las leyes con contra la obsolescencia programada son de las más fuertes de la Unión Europea.