Las protestas en Venezuela no han impedido que ciudadanos resuelvan para cumplir con sus labores.

Aun apoyando las protestas en Venezuela, hay ciudadanos que no participan activamente, continúan con sus jornadas de rutina, muy a pesar de estar de acuerdo con las manifestaciones opositoras. Aunque las trancas con barricadas llegan a dificultar su día a día, su justificación se centra en que su trabajo diario también es una forma de resistencia y subsistencia ante la crisis económica y social en el país.

Incluso algunos vendedores informales han aprovechado las protestas en Venezuela para criollamente ‘hacer su agosto’ e incrementar sus ventas.

Tal es el caso de Nelson Díaz, quien suele vender helados granizados en las manifestaciones.

“Me va bien, sea marcha, trancas o concentraciones, a la gente le da sed y buscar refrescarse, a veces hasta marcho con ellos porque en el camino hay gente que me compra”.

“No marcho, pero apoyo”

En Puerto Ordaz, uno de los sitios emblemáticos de las protestas en Venezuela ha sido el sector La Churuata. Las convocatorias a marchas y concentraciones suelen ser a las afueras del centro comercial del mismo nombre.

Algunos quioscos evitan trabajar ese día, por temor a un disturbio, pues en esta zona la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) ha llegado a reprimir fuertemente.

“Yo estoy de acuerdo con las protestas, hay que salir de esto. Yo vengo a trabajar igualito porque vivo de lo que vendo, y las ventas han bajado, si no vendo no como”, dijo Orlando Sánchez, dueño de un puesto de comida, quien agrega que por la inseguridad, debe trabajar solo de 6:00 am a 12 del mediodía. Unos pocos se mantienen en la tarde, y en la noche la actividad comercial prácticamente muere.

Marisela Gómez, por su parte, participa en la protestas en Venezuela y trabaja a la vez, dice organizarse para dar al menos un 50 y 50 en manifestaciones y trabajo.

“Cuando hay plantón estoy hasta el mediodía y luego me voy a trabajar, o hago al revés, así he hecho en las marchas y concentraciones, un poquito para cada cosa, así me organizo pero busco la manera de participar”.

Asistir a los colegios

Otra de las disyuntivas ha sido si enviar o no a los hijos a las escuelas. Primero por temor a disturbios cerca de la institución; segundo, por apoyar directamente las protestas.

Sin embargo, a través del Ministerio de Educación se ha presionado a los colegios para que los estudiantes no pierdan clases, muy a pesar de los alegatos de padres y representantes. Incluso, continúan con el cronograma de evaluaciones como medida para evitar las inasistencias.

Para algunos padres, como Yeleska Bravo, el hecho que el colegio esté operativo le permite a ella participar en algunas manifestaciones opositoras.

“Dejo a mi hijo en el maternal y me voy a la marcha, la única forma que no participe es que no tenga con quién dejar a mi niño”.

Alejado o cerca del área de las protestas en Venezuela, la actividad comercial continúa, dentro de las dificultades por la misma crisis del país. Lo que sí se ha visto afectados es lo concerniente