Carta de Leonardo Carrero, gran amigo y compañero de la promo 87 del Colegio San Ignacio de Loyola a la señora Elena Frías. Me gustaría mucho que la publicaran, esto ha llegado al corazón de muchos.

«Señora Elena Frías».
Presente.

Mi nombre es Leonardo Enrique Carrero Araujo, identificado con la Cédula de Identidad Nº V-9.965.570; me dirijo muy respetuosamente a usted con varios planteamientos, entres los cuales, por supuesto, es el de expresarle mis más sinceras palabras de condolencia, pues ante todo, soy humano, católico y padre, y no le deseo a nadie, y quiero dejarlo muy claro, A NADIE, tener que enterrar a un hijo, y usted lleva dos, coño (perdón), pero que difícil debe ser eso, doblemente difícil.

Pero quiero dejarle bien claro quién soy, un Capitán de la antigua Guardia Nacional, que fue escolta de su fallecido hijo Hugo Rafael Chávez Frías, cuando fue electo por primera vez, y que posteriormente, tomó la decisión (libremente, sin que nadie me obligara, coaccionara o pretendiera ofrecerme cargo o beneficio económico alguno) de participar en la protesta de Altamira. En aquel entonces, hace ya casi 14 años de ese suceso, por lo menos yo, vislumbré el fracaso del proyecto político, económico y social de país que su hijo intentaba imponer (porque nunca hubo elección) a toda la nación, de la mano de los dictadores Fidel y Raúl Castro Rus.

Hoy usted clama e insulta a una ministra, por el estado del sistema sanitario venezolano, pero señora Elena, si miles de madres han tenido que enterrar a sus hijos durante estos 18 años debido a las fallas en el sistema de salud de la patria de Bolívar, especialmente los últimos 5 años (porque no todo es culpa del chofer, el Comandante, su hijo, sembró la semilla de este desastre).

No sé si estas líneas aparecerán ante sus ojos, pero si no las escribo, me muero por dentro (como he muerto un poco cada día de estos 12 años de exilio), pero que por ser padre y amante esposo, debo vivir mientras Papá Dios me lo permita, quisiera que las leyera, y cuando lo haga, vuelva a ser Doña Elena, la de Sabaneta, la mujer que un montón de hijos, sencilla, humilde, de ese pueblo venezolano, y emplee su tiempo (no voy a hablar de dinero o bienes, porque eso no me corresponde), solo quiero su tiempo, y dedíquelo a visitar los hospitales públicos y vea la realidad de ese pueblo que sus hijos se han ufanado de elevar a los más altos estándares de felicidad y calidad de vida, y entérese de cómo sufren esas madres del pueblo llano, enterrando todos los días a sus chamitos, entre lágrimas (de genuino dolor igual que las suyas por sus dos hijos).

Sepa usted que no ha sido la única víctima de lo que han hecho sus hijos.

Atte.
CAP (GN) (R) (ALTAMIRA) LEONARDO ENRIQUE CARRERO ARAUJO
C.I. V-9.965.570 «