El precio del petróleo sigue descendiendo y con él, la zona en subsidencia de Lagunillas producto de su extracción. Alertan que puede ocurrir una catástrofe.

Tal como sucede con el precio del petróleo, la zona en subsidencia del municipio Lagunillas, ubicado en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo se desmorona cada día que pasa. Los habitantes del lugar exigen a las autoridades gubernamentales activar planes de reubicación, pues en cualquier momento la zona desaparecerá.

La extracción de fluidos como petróleo, agua y gas, ha creado problemas ambientales que repercuten progresivamente en el bienestar y calidad de vida de las personas. A nivel mundial, las zonas en donde se realizan este tipo de actividades ha generado un fenómeno llamado subsidencia, que se caracteriza por el hundimiento de las superficies, causado por la compactación de yacimientos.

En Venezuela la subsidencia se presenta en la Costa Oriental del Lago, específicamente en el municipio Lagunillas del estado Zulia, cuna de los campos petroleros. Actualmente el hundimiento por subsidencia en esta zona, enciende las alarmas pues este es calculado a 8.7 metros por debajo del nivel del Lago de Maracaibo.

La extracción del petróleo les ha costado un alto precio a los habitantes de Lagunillas, pues miles de familias están en riesgo de que un día la superficie se desplome y estos queden sumergidos en las aguas del Lago de Maracaibo debido a la actual licuefacción de los yacimientos vacíos. La única medida de prevención es abandonar el lugar a través de la reubicación, pero no todos cuentan con los recursos suficientes para adquirir un inmueble lejos del peligro.

Los rostros de la subsidencia

Para más de 350 familias del sector Campo Alegría, perteneciente a los campos petroleros de Lagunillas, la realidad empeora cada día que pasa, pues las paredes de sus casas se agrietan, los pisos se hunden, los techos se caen y en algunos casos, la carreta se abre en cientos de partes.

Hilda Davalillo, es una de las residentes de la zona, manifiesta con impotencia que, la desesperación y el miedo se ha apoderado de ellos al ver como poco a poco se hunden sus hogares, lo que ha generado un dolor profundo en su pueblo

“La situación que nosotros tenemos acá es que, extrajeron petróleo durante más de 90 años, y nunca cubrieron los yacimientos vacíos, ¿qué debieron haber hecho? llenarlos con arena, nuestras viviendas están cediendo poco a poco, las paredes se están despegando, en algunas casas los pisos se están hundiendo”, manifiesta Davalillo.

Esta afectada reclama con indignación que sus padres dieron la vida por Pdvsa, por lo que no considera justo que la industria petrolera y los gobernantes, conociendo la transcendental problemática se hayan olvidado de ellos.

“Nosotros también somos venezolanos, tenemos derecho a una vivienda digna y noble”

Para Derbis Isea, otro de los habitantes de la zona en subsidencia de Lagunillas, la licuefacción que se vive en el lugar lo mantiene despierto básicamente las 24 horas del día, pues asegura que, en las últimas fechas todas las casas del lugar siguen cediendo, y últimamente más rápido, porque la tierra ha perdido resistencia y una parte de las paredes principales de su hogar se agrietó fuertemente y uno de los cuartos se hundió.

“Estoy durmiendo con mi familia afuera en una hamaca, mis hijos tienen miedo por la inseguridad que hay allá dentro, con el miedo de que en cualquier momento se termine de derrumbar la casa”, exclama Isea.

Otra de las tristes historias que convergen en la zona en subsidencia es la de Heli Jesús Sánchez, él, asegura haber dedicado 32 años de su vida a PDVSA, y lleva más de 23 años esperando la reubicación desde la primera inundación que afectó la zona en subsidencia.

“Va a ser a bastante lamentable ver gabarras recogiendo cadáveres en esta zona”

“Le dediqué mi juventud a Pdvsa y hoy no nos toman en cuenta, ¡Maduro te necesitamos aquí! ¡Apoya a este pueblo que muy bien nos lo merecemos!”, reclama Sánchez.

Esperan lo peor

Orlando Fuenmayor Bracho, director de Protección Civil y Administración de Desastres de Lagunillas asegura que el área afectada es muy vulnerable a las fallas geológicas y sismos, por lo que pide que los más de 35 mil habitantes sean reubicados, ya que los suelos no resisten más.

“Si se presenta un terremoto puede colapsar la estructura del dique de contención de Lagunillas y generar una gran desgracia”

“Estamos a 8.7 metros por debajo del nivel de Lago de Maracaibo, esta es un área que se está hundiendo progresivamente, los suelos ya no resisten más…, porque el riesgo ante un fenómeno sísmico es grave y esta zona tiene al norte la Falla de Oca-Ancón, en el este la Falla de Valera, en el oeste la Falla de Icotea y en el sur la Falla de Boconó, esto interactúa todos los días”, asevera Fuenmayor.

Mientras Eulogio Del Pino pide congelar la producción a otros países del mundo para que suba el precio del petróleo, en Lagunillas continúa la actividad y estos habitantes se encuentran a la buena de Dios, esperando que, el gobierno nacional les cumpla el tan anhelado sueño de una pronta reubicación para escapar de la zozobra en la que viven diariamente.