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El diputado Hugbel Roa atacó la honestidad del prelado y rechazó la designación que le hiciera el Vaticano como Cardenal de Venezuela.

Una nueva escena de violencia e intolerancia se vivió ayer en el Parlamento nacional cuando se sometía a discusión un resuelto a favor de la decisión del Vaticano de designar a Baltazar Porras como Cardenal de Venezuela, acción que fue rechazada por el diputado Hugbel Roa, quien durante su intervención acusó de conductas impropias al representante de la Iglesia.

Pese a que la plenaria aprobó un acuerdo de beneplácito por la designación de Monseñor Baltazar Porras como Cardenal; los representantes del Partido Socialista Unido de Venezuela se concentraron en atacar la honestidad del prelado.

Nosliw Rodríguez considera a la Conferencia Episcopal de Venezuela como “un partido más de la MUD” mientras que Hugbel Roa dijo que en el pasado Porras acusó a otro cardenal de conductas impropias.

“Tal vez los organismos de inteligencia tengan prueba de cuando mantuvo reuniones con el alto gobierno, en el que acusó al otro cardenal”, indicó Hugbel Roa.

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Los parlamentarios opositores Juan Matheus y Marco Bozo le exigieron respeto, pero Roa se molestó y en un arranque violento les arrojó el micrófono y golpeó a Bozo en el estómago. Visiblemente ofuscado, Roa intentó desconectar la laptop de su curul para lanzarla también, pero no lo logró.

Diputados de ambas bancadas amenazaron con irse a las manos. El debate estuvo detenido por unos minutos. La directiva sancionó a Hugbel Roa quitándole el derecho de palabra en el debate y durante un mes, previa aprobación de la cámara, tal como lo establece el Reglamento Interno cuando se infringen las normas del debate.

De inmediato la bancada oficialista puso el reclamo ante la directiva de la Asamblea Nacional alegando que le faltó el respeto al diputado Hugbel Roa.

Mario Moronta pide a Hugbel Roa dar disculpas públicas

Entre tanto el Obispo de San Cristòbal mediante carta pública instó al diputado oficialista Hugbel Roa a pedir disculpa ante los hechos que protagonizó, alertando que conductas como las asumidas por el parlamentario distan mucho de lo que necesita venezuela

«Así como tuvo la osadía de emitir juicios difamatorios, tenga la gallardía de pedir disculpas públicamente y reparar el daño moral causado. De hacerlo, por favor no lo haga porque se lo pide este pobre mortal, sino realícelo porque la gente sana de este país lo espera y atrévase a hacerlo con temor de Dios en su nombre y como ejercicio del mandamiento del amor que todo lo puede.»

Lamentó la conducta del parlamentario y reiteró que » no es con la calumnia ni con la difamación como serán aceptados por el pueblo quienes deben ser ejemplo de buena educación, ciudadanía y de respeto de las personas,  comunidades e instituciones. «.

 

Texto completo de la respuesta de Obispo de San Cristóbal Mario Moronta

CARTA PÚBLICA
SR. HUGBEL ROA
DIPUTADO A LA ASAMBLEA NACIONAL
De mi consideración

No suelo ni escribir ni responder «cartas públicas». Pero la intervención suya en la Asamblea Naciones esté jueves 13 de octubre me obliga a dirigirle esta misiva pública por tres razones: una, ya que usted tuvo una intervención también pública donde hace mención de dos hermanos míos en la fe y la caridad, los cardenales Jorge Urosa y Baltazar Porra. Otra, porque los juicios emitidos en esa intervención contra ellos son difamatorios y ofensivos. Y la tercera, porque siendo pastor del pueblo de Dios, en comunión con mis hermanos obispos, tengo el derecho y el deber de cuidar al pueblo de Dios en su conocimiento de la verdad.
El Santo Padre Francisco ha vuelto a manifestar su cariño hacia Venezuela al designar a Mons Baltazar Porras, arzobispo de Mérida, entre los nuevos cardenales. Es un regalo para la Iglesia y para todas las personas de buena Voluntad que han recibido con beneplácito y alegría está noticia: así se ha visto reflejado en tantísimas y variadas manifestaciones desde el pasado domingo 9 de octubre. A la vez es un signo de esperanza en estos duros momentos de crisis que ataca la serenidad y la sana convivencia de todos quienes vivimos en Venezuela.

De acuerdo a lo que usted se atrevió a señalaren su intervención en la AN, compruebo que es de las pocas personas que ni recibieron buen no aceptaron la noticia ya reseñada. Usted puede hacerlo y hasta manifestar su desacuerdo. Pero eso no justifica el empleo de términos injuriosos, ofensivos y difamatorios contra los cardenales Urosa y Porras usted ha tenido la osadía de calumniar. Para los creyentes en Dios la calumnia es un grave pecado; para todo ciudadano es un delito que debe ser sancionado según lo establecido en las leyes del país. Como tal entonces también obliga a quien la ha emitido a asumir su responsabilidad y a reparar los daños Morales consecuencias de tan bochornoso acto
Le escribo públicamente para manifestarle mi repudio a sus difamatorias declaraciones. Usted, además de ofender a Dios y a los área. Cardenales, ha ofendido al pueblo venezolano creyente.

Espero me lo permita, ha ofendido su propia inteligencia (de usted) ya que una persona que actúa racionalmente, aún cuando no esté de acuerdo con decisiones como las del Papa, no se vale de la irracionalidad de la calumnia.

Le escribí para que sepa que Baltazar y Jorge, con quienes comparto el ministerio episcopal en comunión con el Papa, son mis hermanos en la fe y en la caridad pastoral. Soy testigo de excepción -no se sí usted pueda decir lo mismo- de la dedicación de ambos por el país y por la Iglesia. Con ellos comparto las alegrías y gozos, las esperanzas y angustias de nuestro pueblo golpeado en estos momentos. Somos servidores de todos, incluso de quienes no piensan como nosotros.

Le escribo en nombre de tantos hombres y mujeres, creyentes o no, que ven reflejadas en sus palabras sentimientos que no posibilitan el encuentro, el diálogo y la reconciliación. Sus palabras dirigidas en contra de mis hermanos, sencillamente, atentan contra la verdad… Y el evangelio nos enseña que sólo la verdad nos hace libres (Jn 8,32). No son ni el insulto, ni la ofensa, ni la calumnia expresiones de libertad. Además mancillan la dignidad de quienes han sido difamados. No olvide que usted tiene esa misma dignidad por ser imagen y semejanza del Creador.

Le escribo para tratar de hacerle entender que ha caído en un gravísimo error. Asimismo le invito a salir de el. Por ello, así como tuvo la osadía de emitir juicios difamatorios, tenga la gallardía de pedir disculpas públicamente y reparar el daño moral causado. De hacerlo, por favor no lo haga porque se lo pide este pobre mortal, sino realícelo porque la gente sana de este país lo espera y atrévase a hacerlo con temor de Dios en su nombre y como ejercicio del mandamiento del amor que todo lo puede.
Le escribo, finalmente, para hacerle ver que su actitud (acompañada de otros gestos de violencia), lejos de servir de modelo para el pueblo lo distancian. Hoy se requiere en Venezuela de dirigentes que le den garantía a la gente para ir hacia adelante y así lograr superar la crisis que nos golpea. Pero no es con la calumnia ni con la difamación como can ser aceptados por el pueblo quienes deben ser ejemplo de buena educación, ciudadanía y de respeto de las personas, comunidades e instituciones. Si usted se atreviera a pedir disculpas, ganaría mucho más que con la postura hasta ahora demostrada.

Quiero que sepa que les he manifestado mi fraterna solidaridad a Los Cardenales Jorge Urosa y Baltazar Porras. Lo hago ante usted y ante quien sea necesario. Ellos sin mis hermanos y la ofensa difamatoria hacia ellos también es hacia mi, como lo ha sido para los miembros de la Iglesia y tantas personas de buena voluntad.

Aunque no lo crea, estoy orando por usted para que cambie sus expresiones y actúe en sintonía con la verdad. Le pido al Dios de la vida y de la verdad le otorgué la gracia de su perdón y le ilumine con la luz de su sabiduría

Con mi atento saludo
+MARIO MORONTA R.
OBISPO DE SAN CRISTÓBAL