Correo del Orinoco

El Correo del Orinoco surgió de la iniciativa de Simón Bolívar de crear un medio propagandístico de la Tercera República para neutralizar la preponderancia de la Gaceta de Caracas, que era el periódico al servicio de la Corona Española.

Tras los esfuerzos de Bolívar de conseguir una imprenta para Angostura en el año 1817, escribe una carta a Fernando Peñalver, quien se encontraba en Trinidad con el propósito de encontrar la forma de hacerse con una estampadora.

“Mándeme usted de un modo u otro una imprenta que es tan útil como los pertrechos”.

Lograron trasladar desde Trinidad una máquina movida a brazo, con la que imprimieron cuatro páginas en papel de hilo y el 27 de junio de 1818, aparece en las calles por primera vez el periódico “Correo del Orinoco”, durante la Guerra de independencia de Venezuela, con el lema “Somos libres, escribimos en un país libre y no nos proponemos engañar al público”.

El capitán Andrés Roderick, su editor, concibió un formato de 31 centímetros de alto por 32 de ancho, compuesto por dos columnas y circuló con este diseño hasta el número 11 del 5 de septiembre del mismo año. A partir del número 12 el semanario pasó a ser más amplio, se maquetó a 36 centímetros de ancho por 24 centímetros de alto, con lo que se presentaba a tres columnas, así se público hasta su fin, que fue el número 128 del 23 de marzo de 1822.

Los primeros 12 números de el Correo del Orinoco, estuvieron bajo la dirección de Francisco Antonio Zea, quien fue a su vez el primer redactor, le sucedieron figuras de la talla de Juan Germán Roscio, Carlos Soublette, José Rafael Revenga, José Ignacio Abreu y Lima, Manuel Palacio Fajardo, entre otros. El semanario que circulaba los sábados, objetaba las informaciones sobre logros realistas de la Gaceta de Caracas, muy al contrario de su par, contaba a las naciones de los logros militares y políticos de la República de Colombia lo que ayudo como instrumento en relaciones internacionales, ya que tenía contenidos en ingles y en francés.

Asimismo publicó decretos del ejecutivo, leyes, boletines del ejército, la vida y obra de los héroes de la Revolución, las proclamas de Bolívar, escritos de colaboradores extranjeros que ayudaban a la cohesión del ejército, información acerca de la construcción del Estado y la organización de la guerra, extracto de periódicos extranjeros, noticias de entrada y salida de buques, y adicionalmente, anécdotas, poemas, cuentos, curiosidades y novelas por entrega.

Por medio de una carta redactada con fecha 4 de agosto de 1826, Simón Bolívar le explicaría a José Antonio Páez, la importancia y la utilidad que pudo observar en este medio, como portavoz de la creación de un nuevo orden económico y con información internacional, que beneficiaba los intereses de la nación, al igual que su crecimiento social y cultural.

“Como artillería de pensamiento, educador de masas de hoy y mañana, portavoz de la creación de un nuevo orden económico y de la información internacional desde el punto de vista de nuestros intereses, fiscal de la moral pública y freno de las pasiones, vigilante contra todo exceso y omisión culpable, catecismo moral y de virtudes cívicas, tribunal espontáneo y órgano de los pensamientos ajenos”.

El Correo del Orinoco fue sustituido por El Iris de Venezuela (Caracas 1822-1823), luego se público El Colombiano (Caracas 1823-1826), este a su vez fue suplido por El Reconciliador (Caracas marzo 1827- agosto 1827) y al mismo le sucedió la Gaceta del Gobierno (Caracas 1827-1831).