Clinicas de Guayana

Aseguradoras en Venezuela deben una suma multimillonaria a clínicas privadas, siendo los pacientes los mayores afectados.

Ante una emergencia, una enfermedad, con la escasez de medicamentos e insumos médicos, resulta inimaginable acudir a un hospital o un módulo de salud, pero contar con un seguro médico no es garantía de atención en clínicas privadas, pues la multimillonaria deuda de las aseguradoras en Venezuela tiene en jaque a los pacientes que se beneficiaban de al menos 20 compañías que han sido suspendidas.

Los pacientes tienen que ir de clínica en clínica, en la búsqueda de alguna que todavía no haya suspendido su seguro médico. Alejandra Suarez, por ejemplo, recorrió tres clínicas en Ciudad Guayana hasta dar con una que finalmente pudiera atender a su padre.

“Mi papá presentó una hemorragia digestiva. Primero fue el rollo de la ambulancia, llamé a 171 y pasó más de una hora y luego de varias llamadas hasta que me dijeron que no me atenderían todavía porque solo contaban con una ambulancia y estaban levantando un accidente”, cuenta.

Con la ayuda de vecinos, trasladó a su padre hasta la clínica La Esperanza, donde ya una vez lo habían atendido, sabía entonces que allí recibían su seguro médico. “Cuando fui a buscar una silla de ruedas, el vigilante me dice que primero pregunte si aceptan mi seguro para que no pierda el viaje. Cuando pregunté en caja si recibían a los pacientes de Seguros Iberoamericano, me dijeron que no”, prosigue.

Es así como se traslada entonces a dos clínicas más, La Familia y la Puerto Ordaz, ambas en la misma zona. En la primera tampoco recibían su seguro, en la segunda, afortunadamente no tuvo ese percance.

Como Alejandra, ahora son más los pacientes que pasan un viacrucis recorriendo clínicas, casi todas con los seguros suspendidos, por la alta deuda que tienen las aseguradoras en Venezuela, la cual data desde 2011, inclusive.

Deuda multimillonaria

La Asociación de Clínicas de Guayana (Asocligua) señalaba en 2014 que la deuda de las aseguradoras, en especial la de las empresas básicas, acumulaban un monto de más de mil millones de bolívares. Hoy esta cifra se multiplica a 3 mil 843 millones 345 mil 674 bolívares con 51 céntimos (Bs. 3.843.345.674,51).

Un 30 % de esa deuda corresponde a Mercantil Seguros, CVG Corporación, Seguros la Occidental, CANTV, Hidrobolívar, Fasdem, Humanitas de Venezuela, Seguros Caracas, Sanitas de Venezuela,  Plansanitas, Seguros Caroní, Seguros Pirámide, Iberoseguros, Seguros Constitución, Seguros La Vitalicia, Complejo Siderúrgico Nacional,  Universitas de Seguros y Fábrica Nacional de Cemento.

Asimismo, se incluyen las aseguradoras en Venezuela que desde finales de 2015 ya habían sido suspendidas: CVG Bauxilum. CVG Carbonorca. CVG Alcasa. Ministerio de Educación. Seguros Altamira y Maderas del Orinoco.

“Los trabajadores de las empresas básicas siempre tenemos ese problema, no nos reciben en las clínicas porque la empresa no paga el seguro. Muchas veces terminamos en un hospital, con todas las condiciones infrahumanas, porque no tenemos para pagar una atención privada”, dijo un trabajador de la Siderúrgica del Orinoco Alfredo Maneiro (Sidor), que prefirió no dar su nombre.

Necesidad en clínicas

Clinicas privadasLa morosidad de las aseguradoras no solo afecta a los pacientes que dependen de un seguro médico, sino hasta los que podrían con o sin sacrifico económico costarse una consulta, operación u hospitalización en una clínica privada, pues la no cancelación de la deuda les impide a las clínicas la compra de medicamentos, insumos y mantenimiento o reparación de equipos médicos, mermando en la atención a brindar a los enfermos.

“En mi familia tenemos Seguros Caroní, y es una de las tantas aseguradoras que están en la lista de suspendidas. En la clínica Puerto Ordaz no reciben ese seguro, tienes que atenderte particular”, dice Mayela Anaya, familiar de paciente con cáncer.

Todavía se mantienen las negociaciones para establecer acuerdos que les permitan a las aseguradoras cancelar la alta de deuda, mientras las clínicas continúan recibiendo a sus asegurados pese a la morosidad de la compañía.