Clasificación de alimentos los CLAPEra normal realizar una clasificación de los alimentos para elaborar una dieta, pero esta ya no existe pues no hay ninguna que hacer

Hasta la clasificación de los alimentos es un hábito que se ha perdido irremediablemente entre los venezolanos, pues la escasez de los mismos y los altos costos han significado un contundente golpe para las mesas de los hogares, las cuales están adornadas con lo que se consigue y muchas veces de nada.

Nora González es una habitante de Maracaibo que se ha tenido que conformar, como muchos otros, a lo poco que gana y a idear peripecias para que esto le alcance para comprar, sin mirar atrás, sólo lo que haya para no acostarse sin comer.

“Yo me ayudo vendiendo refrescos, pero los volvieron a aumentar y la gente ya no los está comprando tanto…, no es mucho lo que le gano, pero con algo vivo”, exclama Nora.

Nora es una de las tantas mujeres que se volcaron a la “revolución bonita” pero, que fueron descaradamente decepcionadas, exclama que, a pesar de las circunstancias actuales del país, aún pertenece al consejo comunal de su localidad, y que ha sido testigo del desastre. Alega que, este programa que promueve el gobierno nacional para “combatir las guerra económica y alimentaria” es manejado en las comunidades al antojo de los líderes de peso y que, gente que de verdad los necesita han sido excluidos.

“A la gente la están escogiendo, a los únicos que les está llegando las bolsas de los CLAP es a los que siguen siendo chavistas, a los otros no”

Clasificación de alimentos los CLAP“Hoy me alcanzó para comprar dos salchichas, pagué 500 bolívares que era lo único que me quedó de la ganancia, y esas dos salchichas son mi cena y almuerzo de mañana”, manifiesta Nora ante esta situación de la clasificación de los alimentos.

Esta mujer asevera que no puede hacer las largas colas en los supermercados pues manifiesta que a su edad es imposible pasar mucho rato de pie, además que debe invertir su tiempo en esperar en la reja que divide su casa de la calle a que alguien llegue a comprar un refresco.