Los cortes de luz programados son un toque de queda para la población que siente cada día más temor ante el auge delictivo que ahora tiene de aliada a la oscuridad

Los cortes de luz programados para la noche y la madrugada son un toque de queda tácito: la población se paraliza y la delincuencia hace de las suyas.

La vida del venezolano cambió de prisa, 17 años han bastado para echar por tierra hábitos y costumbres de toda la vida, mientras el miedo infundido de todas las formas posibles, toma el control y se enseñorea sometiendo al ciudadano que resiste a los cortes de luz programados, aliados perfectos de la delincuencia para continuar a sus anchas en una Venezuela en la que la vida ha ido perdiendo valor.

El ama de casa Petra Pérez, nombre ficticio dado a nuestra entrevistada para preservar su integridad, vive en el barrio 29 de marzo de Barcelona y afirma que si a las 6 de la tarde no ha llegado a su casa, debe buscar dónde quedarse, porque después de esa hora «el hampa se apodera de esa barriada».

«Muchas veces me quedo en casa de la familia donde trabajo en Lechería, porque me da miedo, mucho más cuando la luz se va por la noche, eso es horrible porque los malandros no perdonan a nadie», afirma tras confesar que la inseguridad le arrebató a uno de sus 4 hijos hace dos años.

Como el de Petra, existe miles de testimonios en el país, y Anzoátegui no es la excepción, no en vano, hasta hace tres años ocupaba el cuarto lugar en cifras de homicidios y hoy la inacción a la que se suman los cortes de luz programados da impulso a esa tendencia.

Organización y cautela

Vecinos se organizan para paliar los riesgos derivados de los cortes de luz programados.«Precisamente porque la oscuridad es aliada del hampa, hemos tomado medidas para reforzar el acceso a la residencia», explica Ericka Montesinos, habitante del Conjunto Residencial Bosques del Remanso en la avenida Costanera de Barcelona.

«No ha sido fácil, aunque el conjunto residencial está protegido por un cerco eléctrico y contamos con vigilancia privada las 24 horas, hemos tenido que tomar previsiones para poder enfrentar la inseguridad que ahora va de la mano con la oscuridad», afirma.

Los cortes de luz programados según explica, han obligado a tener un mayor control en el acceso a la residencia. «Ya la vigilancia no dispone de llave para el acceso peatonal, solo los propietarios y cuando estamos en el horario de racionamiento, solo está operativo uno de 2 portones, el cual permanece cerrado».

Comenta Montesinos  que muchos profesionales cuya actividad es por guardia,  han optado por quedarse en sus sitios de trabajo, para evitar el riesgo de tener que bajar del vehículo a abrir el portón de forma manual, sobre todo cuando el corte es de 12:00 m a 4 de la mañana. «Ya nos pasó que intentaron despojar de su vehículo a una persona y a raíz de eso, tomamos previsiones que preferimos mantener en reserva».

Entre tanto,vecinos que habitan en residencias cercanas a los centros comerciales de Lechería y Barcelona, afirman que a partir de las 6:30 de la tarde, se aprecia un verdadero «toque de queda». «Aquí no se ve un alma después de las 6 de la tarde cuando cierra el Centro Comercial, a esa hora Copoelec decreta estado de sitio con los apagones. Si a pleno día la inseguridad reina, imagínese cuando todo queda como una boca de lobo», afirma  Patricia Lobo, quien cree que más allá del problema eléctrico está la intención de desmovilizar a la población.