sicarioDesde una cárcel ubicada en el estado Mérida, realizan llamadas a médicos con objetivos de extorsión, por parte de anónimos que se identifican como sicarios, quienes dicen perdonarles la vida a cambio de dinero. 

Durante las dos primeras semanas del mes de enero, siete médicos han denunciado ser víctimas de llamadas y mensajes de extorsión en el Táchira. Les dicen que habla un “sicario” contratado para darles muerte, pero que no los asesinarán porque son médicos, a cambio les solicitan una fuerte cantidad de dinero.

Los médicos afectados, quienes por razones de seguridad prefirieron mantener sus nombres en reserva, dijeron que no sólo son víctimas de atracos en las calles de la ciudad y hasta en los mismos centros de salud, ahora también reciben esas llamadas extorsionadoras, donde los desestabilizan emocionalmente por lo dramático de lo que les refieren.sicario

“Oír a una persona decir que es un sicario y que le pidieron matarlo a uno, es muy fuerte, incluso nos dice que no denunciemos porque en ese caso, si podrían matarnos. Algunos atendieron luego otras llamadas, donde incluso les decían donde esperarían los delincuentes por el dinero. Ante la situación denunciamos a las autoridades, porque no íbamos a aceptar ser víctimas en silencio cómplice”, expresó uno de los afectados.

El Grupo Anti Extorsión y Secuestro (Gaes) 21 del Táchira, recibió la denuncia e hizo la investigación, determinando que las llamadas telefónicas se realizaron desde un centro de reclusión del estado Mérida, vecino con el estado Táchira.

Las autoridades dicen que siguen investigando, porque en coincidencia, los siete médicos que recibieron las llamadas trabajan en la misma clínica, y deben determinar la relación con los extorsionadores para evitar que se vuelva una situación común, la amenaza contra los profesionales de la medicina.

La situación de la cárcel y la falta de control dentro de los recintos, es otro aspecto que quedó en expectativa, debido a los anuncios hechos desde el gobierno de manera permanente, que refieren pleno control de los recintos carcelarios, pero en esta ocasión se evidencia que no es así.