inseguridad en caracasPara evitar ser víctimas de la inseguridad en Caracas, sus habitantes prefieren no salir de noche.

Kelly Fabra trabaja hasta las 9 de la noche en un café de clase media-alta en Caracas. Le gusta mucho su trabajo, lo que no disfruta es el regreso a casa teniendo ese horario laboral y la inseguridad en Caracas. Vive en Petare, el barrio más grande y peligroso de Venezuela. «Me ha costado acostumbrarme. Yo vivía encerrada en mi casa porque incluso de día es un peligro», cuenta.

Para llegar a su casa en la noche, utiliza transporte público, por lo general, el metro, donde todas las semanas, según cuenta, presencia un robo o algún hecho violento. «La gente ya está acostumbrada. En todos lados es como un problema común», dice.

Pero el problema no es únicamente para quienes se mueven en transporte público. Los que utilizan transporte particular tampoco están a salvo. Luis Castillo no maneja a menos de 80 kilómetros por hora, ni se detiene en los semáforos en el camino a su casa en el barrio La Dolorita. Desde la ventana de su vehículo ha visto como los motorizados armados con pistolas roban a los que van en los carros.

Explica, adicionalmente, que después de las 8 de la noche hay un toque de queda en la zona donde vive.

«Los malandros lo han impuesto. Uno ya sabe que si sale lo roban».

Ni Luis ni Kelly salen en la noche a realizar actividades recreativas. «Ni pensarlo», dicen. Piensan que la mejor manera de evitar ser víctimas de la delincuencia es no estando en las calles.

Para Adriana Núñez, una joven de 22 años, la situación es parecida. Aunque por su edad podría esperarse que saliera en las noches a compartir con sus amigos, la realidad es diferente.

«Salir es limitado no solo por la inseguridad, sino por el tema económico».

Agrega que el transporte público después de las 7 de la noche no es la mejor opción. Cuando tiene que caminar en las calles de Caracas después de esa hora, lo hace con rapidez, se esconde el celular y procura, con su instinto, evitar a las personas con mal aspecto o a aquellos que le resultan «sospechosos».

Sin embargo, a pesar de las medidas de seguridad que toma, ya ha sido víctima de robo en dos oportunidades.