VenezuelaUna boda sencilla puede rondar los 500 mil bolívares en Venezuela. Quienes deciden «lanzarse al agua» se lo piensan dos y tres veces por los altos costos.

Alquilar un salón de fiestas, comprar los atuendos y hacer decoración son algunas de las tareas que deben realizar quienes planean casarse. Estos gastos pueden alcanzar la suma de hasta 500 mil bolívares en Venezuela.

El alquiler de un salón para la celebración en el centro de Caracas puede conseguirse en 150 mil bolívares, mientras que en el este de la ciudad puede llegar hasta los 500 mil y en algunos casos, se consiguen cotizaciones en dólares que no incluyen comida ni bebida.

Una joven de 27 años consultada por El Correo del Orinoco se casó en el mes de agosto. Aunque comenzó a planificar la boda con un año de anticipación no tuvo tiempo para ahorrar lo suficiente y se vio en la necesidad de pedirle ayuda monetaria a sus padres.

«Ahorita es complicadísimo. A mí casi todo me lo regalaron o lo hice yo misma y con todo y eso mi mamá me ayudó con 250 mil bolívares y el licor».

Las comidas y bebidas para la boda no solo son costosas, sino que además no se consiguen con facilidad. Dos encuestados relataron que hace dos meses, cuando se casaron, lo que hizo más difícil el proceso fue el hecho de que decidieron organizar todo por cuenta propia y en el momento de comprar los ingredientes para la mesa de postres se dieron cuenta de que no había azúcar suficiente para todo lo que necesitaban preparar.

«Tuvimos que pedir prestados algunos productos».

En el caso de los quesos para picar, invirtieron casi 50 mil bolívares para unos 30 invitados.

En lo que tiene que ver con la ropa, es uno de los temas más delicados e importantes, sobre todo para la novia, y es el que más pega en el bolsillo.

«Ahorita los vestidos no te bajan de 50 mil y eso es algo que lo vas a usar una sola vez», dice María Martínez.

Explica que si es un traje blanco tradicional los precios son desde 100 mil bolívares hasta 300 o 500.

«En definitiva el que no tenga platica ahorita lo menos que puede andar es pensando en casarse (…) es mejor vivir juntos sin el protocolo», concluyó Martínez.