cauchosPara Choroní solo labora el 40 % de la flota y para Ocumare de la Costa el 62 %, con tendencia a aumentar sin ninguna tregua por falta de cauchos y repuestos.

En cualquier momento se deja de prestar el servicio de transporte público por falta de cauchos y serán cientos de amantes de las playas aragüeñas quienes deban buscar la forma de llegar al litoral, porque… ¡no hay autobuses para la costa de Aragua!

Nuevamente la falta de cauchos, la escasez de repuestos y los altos costos que implica adquirirlos en mercados paralelos, obligó a la paralización de unidades de transporte de las dos rutas que cubren Ocumare de la Costa y Choroní.cauchos

Desde el terminal de Maracay, fiscales de ambas rutas aseguraron que solo a Ocumare de la Costa labora el 62 por ciento de las unidades, mientras que los de Choroní están en peores condiciones: solo el 40 por ciento de su flota presta el servicio y la tendencia es a aumentar en ambos casos.

De 21 unidades, 8 están paradas

En Colectivos Unidos Ocumare de la Costa esperan que la situación pueda solucionarse lo antes posible. La afluencia hacia esa costa aragüeña es por tradición la más alta en todas las temporadas.

“De 21 unidades tenemos 8 carros parados, muchos de ellos desde hace dos meses por cauchos y baterías”, dijo José Torres, conductor de uno de los autobuses paralizados que fungía como fiscal al momento de ser abordado por El Correo del Orinoco.

En circunstancias normales, un caucho 1022.5 que usan los autobuses de esa ruta cuesta 50 mil bolívares. El precio es una mentira, según los afectados, porque logran conseguir cada neumático en 300 mil bolívares.

“Son seis cauchos en 300 mil bolívares cada uno, es decir, casi 2 millones de bolívares…ni siquiera en una zafra buena se recupera esa inversión”, sostuvo Torres.

“Se trabaja hasta que el autobús no aguante”

Cauchos lisos lucían las unidades que permanecían en el terminal a la espera de pasajeros hacia Ocumare. Torres mostró las condiciones en las que laboran pero recordó que son padres de familia que no pueden paralizar aún más el trabajo porque sus hijos también comen.

El tema de los cauchos empeora porque, tanto las unidades de Ocumare como las de Choroní, transitan a diario por carreteras de montaña, las que llaman “lijas”. Atravesar las sinuosas carreteras del parque Henri Pittier, no solo consumen cauchos sino que deterioran los repuestos más rápido de lo normal.

“La caja y transmisión se dañan rápido, pero nada como pagar un eje de mando en 120 mil bolívares cuando eso costaba solo 30 bolívares”, relató Torres en medio de la indignación porque su autobús está paralizado.

Contó además que hace seis meses hacerle el motor a los autobuses Ford 7000, implicaba una inversión de 550 mil bolívares. Hoy en día el mismo motor les cuesta 3 millones 500 mil.

Son menos unidades, ¿cómo hacen para cubrir los horarios?, ¿trabajan menos?

«Unas veces se reduce horario, otras veces hasta que el carro aguante. Anteriormente, cuando trabajábamos las 21 unidades, cada una hacía un viaje con retorno, es decir, salía de Ocumare, llegaba a Maracay y de aquí cargaba nuevamente para Ocumare hasta el siguiente día. Ahora cada unidad hace hasta tres viajes con retorno para poder cubrir la demanda de pasajeros».

Proveeduría: otra burla más del Gobierno

Colectivos Unidos Ocumare – Maracay tiene un déficit de 200cauchos cauchos aproximadamente. Cada unidad de transporte usa 6 neumáticos.

Según Torres, la Proveeduría creada por el Gobierno de Aragua es una burla, porque allí jamás hay cauchos. Son unas 100 líneas en Aragua y llegan muy pocos cauchos una vez a la cuaresma.

“Las cosas nunca han estado fáciles pero al menos antes se conseguían pero ahora así tengas la plata en mano, no se consiguen. Llegará el momento que no trabajará ninguno de nuestros autobuses”.

Torres lamenta que el período entre el 1º de diciembre y hasta pasado el Carnaval, es considerado la gran zafra. Trabajan hasta las 9:00 o las 11:00 de la noche, pero en estas condiciones, desconocen cómo van a laborar.

YO MEJOR ME VOY/ ME LARGO DE AQUÍ/ ME VAN A ENCONTRAR MUERTO EN CHORONÌ…

Choroní era el paraíso para huir de los problemas según el grupo musical venezolano Circo Urbano. Hoy es una travesía llegar al litoral, no solo por el mal estado de la carretera, sino por la angustia que genera estar montado en uno de los autobuses que también tiene cauchos lisos.

De 30 unidades que prestan sus servicios, solo funcionan 12. “Trabajamos con lo poco que nos queda de cauchos, nos la ingeniamos, es peligroso, pero no podemos abandonar la ruta”, comentó Henry Sosa, propietario de uno de los autobuses al que le gastó 2 millones 584 mil bolívares por el motor. Solo la rectificación le costó 247 mil 700 bolívares.

“Quedé en la carraplana, tuve que pedir 300 mil bolívares prestados”, comentó el hombre quien condena las condiciones en la que están laborando por causas ajenas a la voluntad de los conductores.

“Parecemos mendigos revisando cauchos abandonados”

En el afán por conseguir cauchos, los conductores de Choroní aseguran que parecen mendigos revisando cuanto caucho de la misma medida se encuentran abandonados por Maracay y sus alrededores.

En efecto, en el andén de carga se observa un lote de cauchos, todos inservibles. El grupo de conductores de Choroní aseguró que fueron confiscados en un allanamiento y que las autoridades no encontraron mejor sitio donde ponerlos que en los espacios de carga de los pasajeros a la costa.cauchos

Según Sosa, la reparación de un caucho les cuesta 20 mil bolívares. Reparó uno y no le duró medio día.

Los transportistas aseguran que a partir del 1º de diciembre inicia la zafra de temporadistas hacia Ocumare de la Costa y que no cesa sino hasta después de Carnaval. Hasta ahora desconocen cómo van a prestar servicio sin unidades. En ambas rutas los conductores aseguran que las pocas unidades existentes se redoblan y que aumentará el número de autobuses parados por desgaste o daños.

¿La habilitación de unidades?, podría ser una alternativa, “pero esas están iguales porque el problema en este país es que no hay cauchos ni baterías”, concluyó Henry Sosa.