Santo Sepulcro de Villa de Cura espera concentrar este año a 40 mil feligreses.

El Santo Sepulcro de Villa de Cura, en Aragua, espera concentrar este año a unos 40 mil feligreses en su procesión que se convierte desde hace 133 años en una marea de fe cristiana católica. La sagrada imagen concentra no solo aragüeños sino a venezolanos de todas partes del país y visitantes de otras latitudes, quienes pagan promesas ante favores concedidos por el Cristo en el Ataúd al que auguran como milagroso.

Los colores morado y blanco invaden las calles de la capital del municipio Zamora que se convierten en ríos de personas aclamando a Jesús su intersección. La música sacra acompaña el mayor acto de fe, considerado como la segunda procesión multitudinaria en Venezuela, después de la Divina Pastora, en Barquisimeto.

Sagrada imagen que por equivocación se ancló en Villa de Cura

La imagen de Jesucristo en el Sepulcro mide 1,65 metros y pesa 60 kilogramos. Miles de orquídeas adornan el ataúd de cristal que guarda la imagen cargada por unos 80 hombres que pagan promesa durante el recorrido que se prolonga por unas cinco horas en su primera etapa.

Sobre el origen de la imagen no hay documentación, pero los relatos indican que el Santo Sepulcro de Villa de Cura data del siglo XVII. Al parecer llegó por error al poblado aragüeño pues la historia que ha pasado de generación en generación revela que era la imagen del Nazareno era la que esperaban en Villa de Cura. Un error en el puerto de La Guaira cuando desembarcaban las imágenes procedentes de España, finalmente hizo que el Nazareno fuera enviado a Achaguas, en el estado Apure, y que el Santo Sepulcro lo trasladaran a Villa de Cura. De ser cierto el relato, ambas imágenes que aparentemente llegaron equivocadas a sus destinos, son ampliamente veneradas en la nación.

Otros de los relatos aseguran que el Santo Sepulcro llegó en el siglo XVI cuando el galeón español que lo trasladaba desde Perú, naufragó en Ocumare de la Costa. En esa situación, el capitán Antonio Bolívar y Rojas, justicia mayor de los llamados Valles de Aragua, dio órdenes para que la imagen fuera trasladada al Ingenio de Bolívar, en San Mateo, pero los indígenas confundieron la ruta y la llevaron al municipio Zamora donde se quedó desde entonces.

Sacrificios: promesas que afianza la fe

A lo largo del amplio recorrido, los fieles devotos pagan sus promesas. Desde arrodillados con muestras de sangre, el dolor de las heridas aseguran que es poco para los milagros concedidos. Otros llevan velas en sus manos mientras que las llamas consumen la cera caliente que se derrama por la piel.

“Nada de lo que pueda hacer es suficiente para agradecer el milagro de mi hijo vivo que nació cuando mi embarazo apenas pisaba los seis meses de gestación y los médicos me aseguraron que no había posibilidad de salvación. Encomendé su vida, su salud al Santo Sepulcro y mi hijo hoy tiene 22 años”, relató Carmen Paredes, quien desde entonces paga promesa al Santo Sepulcro de Villa de Cura sin importarle las quemaduras en sus manos producto de la cera de las velas que lleva sin soporte.

Familias enteras se dan cita en la concentración de fe que año tras año suma mayor número de devotos. Cada Viernes Santo, Villa de Cura se convierte en el epicentro de la atención para quienes profesan la religión cristiana católica. Para este año se espera que la procesión albergue a 40 mil feligreses, para lo cual se despliegan funcionarios de Policía de Aragua, policía municipal, Protección Civil y personal paramédico que se encarga de la atención de contingencias. Justo al concluir la Semana Santa, inicia la organización de la multitudinaria procesión del año siguiente.