refinería de amuayAdvierten que las refinerías de Amuay y Cardón son «una bomba de tiempo» y que las explosiones son cada vez más frecuentes por falta de mantenimiento.

Miembros del sindicato de trabajadores petroleros del estado Falcón denunciaron que están siendo perseguidos por denunciar las fallas que existen en la industria, específicamente en las refinerías de Amuay y Cardón. «Es una política de Estado», afirmó Iván Freites, secretario general de la organización, quien fue despedido luego de la tragedia de Amuay por, según dice, alertar sobre el manejo y la situación del Centro Refinador Paraguaná (CRP).

“Irrespetaron el fuero sindical, violaron mi derecho a la defensa, ni siquiera me permitieron revisar el expediente”. Freites acusó directamente a la directiva de Pdvsa de haber dado órdenes en este sentido.

Adicionalmente, Freites señaló que desde enero de 2016, luego de un apagón que sufrió el CRP por falta de mantenimiento, hay incluso trabajadores detenidos acusados de terrorismo por estos hechos, como es el caso de Francisco Sánchez, trabajador de Cardón.

Según señala, dentro de ambas refinerías hay funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) quienes ejercen terrorismo laboral. «Y esto no es solo en la industria petrolera, es para todos los sindicatos. En Sidor, por ejemplo, no dejan entrar a los trabajadores«, dice Freites.

Ha denunciado su situación ante la Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas (OIT) y ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), pero el Estado ha hecho caso omiso a los exhortos.

«No se cumple con los estándares de seguridad y no hay mantenimiento», indica.

Freites advierte que esta semana llegaron al país dos camiones de Gasoil desde Rusia por la falta de producción nacional. Amuay, específicamente, estaría procesando actualmente 330.000 barriles diarios de crudo, lo cual representa 51% de su capacidad instalada,según datos que maneja el sindicalista.

Insiste en que además de la pérdida de productividad, las explosiones en las refinerías son cada día más frecuentes por lo que teme que se repita en cualquier momento lo ocurrido en 2012 con la tragedia de Amuay.