Las parturientas venezolanas  en la red pública de  Boa Vista, en Brasil se han convertido en una preocupación para las autoridades del país debido a la gravedad del estado de las pacientes.

«Nunca son pacientes que van a permanecer uno o dos días internadas, normalmente son bebés prematuros, hijos de madres diabéticas, que aumentan nuestro índice de óbitos», explicó Luíz Gustavo Araújo, director técnico del Hospital Nossa Senhora de Nazareth, única maternidad pública del fronterizo estado de Roraima.

Los números parecen definir una nueva generación: los hijos de la crisis económica y social venezolana, que ha generado una ola migratoria. En 2016, 288 venezolanas parieron en la maternidad mientras que en 2017 fueron 572.

El número representa apenas 6% de los 9.342 partos registrados en la maternidad el año pasado, pero las cifras aumentan. En enero de 2018, se contabilizaron 74 partos de venezolanas, casi el doble respecto al mismo mes del año pasado. «Me vine porque no tenía cómo tener a mi bebé en Venezuela, el país está cada vez peor (…). Como me compliqué, allá nos habríamos muerto las dos», dice Dayana Rodríguez, que migró en noviembre, embarazada de Sofía.