Casi 160 comunidades indígenas en Delta Amacuro se ven afectadas por el hambre y desnutrición en Venezuela.

Comunidades waraos en Delta Amacuro cada vez son más afectadas por hambre y desnutrición. Niños con barrigas abultadas, con los huesos pectorales sobresalientes y con un peso muy por debajo según su edad y estatura es lo que se observa en el sector indígena.

Zulaida Fuentes, madre de siete niños en Korokoina, cuenta su testimonio sobre lo que se vive en la comunidad indígena localizada en la parroquia Manuel Renauld, estado Delta Amacuro.

“No tenemos nada, lo que hay es hambre y desnutrición”, señala Fuentes, una de las 20 familias afectadas en El Caserío, una pequeña comunidad que sobrevive de las bondades del bosque, pequeña cosecha y los productos que le ofrece el río.

Matilde Fuentes, educadora, señala que la comunidad se encuentra abandonada por las autoridades.

“No tenemos energía eléctrica, tomamos agua directa del río, no tenemos escuela ni dispensario, ni mucho menos redes de agua servida ni de excretas”, denuncia.

Las enfermedades más comunes son: diarrea, vómito, la fiebre y otras afecciones crónicas que atacan a la población, como la tuberculosis y la desnutrición.

Araguaimujo es otra comunidad warao que se encuentra bajo escasez total de alimentos por el desbordamiento del río Orinoco, que arrasó todas las cosechas y propiedades de 159 familias indígenas, señala el observatorio indígena Kapé Kapé.

15 de cada 100 niños desnutridos

La nutricionista Susana Rafalli explica que los niños, mujeres embarazadas, ancianos y privados de libertad son los más vulnerables ante esta crisis.

“Hoy por hoy, de cada 100 niños venezolanos en situación de pobreza, hay 15 gravemente desnutridos y, de estos, hay 6 que podrían estar muriendo esta misma noche”, precisa la nutricionista.

La FAO señala en su informe sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el mundo correspondiente a 2017, que Venezuela es el país con más aumento en el número de personas mal alimentadas, al pasar de 2.8 millones con subnutrición en 2015, a 4,1 millones en 2016.