uvasCon precios que van hasta los 3.500 bolívares por kilo, la arraigada tradición de comer 12 uvas al tiempo que se piden 12 deseos la media noche del 31 de diciembre, no es una opción a considerar este año en Venezuela

Este año los 12 deseos del tiempo serán solo mentales en muchos hogares tachirenses, porque pedirlos consumiendo las 12 uvas que reza la tradición es un auténtico lujo con un precio de 3.500 bolívares por kilo, si son las importadas, de ser las nacionales el precio alcanza 1.500 Bs., de acuerdo a los precios que  refirieron comerciantes de kioscos y del mercado municipal de San Cristóbal.

Un kilo de uvas cuesta una tercera parte del sueldo mínimo en Venezuela, donde otras prioridades apremian. Incluso algunos comerciantes de frutas por vez primera dijeron que prefieren no venderlas porque tienen temor de perder la inversión, como dijo José Arías, vendedor:

“Cada vez que llega la uva llega más cara, si compraba la importada, me iba a tocar venderla  hasta en 4 mil bolívares para fin de año. Si compraba la criolla, mucha gente se queja que no es dulce y hasta le reclaman a uno o no la llevan. Así que para evitar perder no venderé uvas, sigo vendiendo la frutica más barata que se vende más segura”.

José Arías, vendedor: “cada vez que llega la uva llega más cara".

José Arías, vendedor: “cada vez que llega la uva llega más cara».

Mejor para el brindis

Mientras que Estela Bonilla dice que desde que es una niña recuerda comer uvas la noche de año viejo, pero ella no comprará uvas este año para llevar a la mesa, prefiere invertir en una cena para la familia o algo para brindar.

“Las  uvas son muy caras este año, si las compro criollas dan lástima de lo chiquitas y agrias que son, si compro importadas se va mucho dinero. Así que pediré mis deseos directo a Dios y sin uvas, y prefiero gastar ese dinero en comprar un roncito para brindar y alegrar la noche, que sale hasta más barato y me dura un buen rato”, comenta entre risas esta tachirense, mientras se prepara  para la última noche del año saltándose una tradición que con religiosidad venía cumpliendo, pero que la economía del país la cambió.