OEA

Tras la intervención de Rodríguez Zapatero el grueso de los representantes de la OEA tomaron la palabra para hacerle preguntas, buena parte de las cuales quedaron sin respuesta.

En la sesión extraordinaria de la Organización de Estados Americanos (OEA) celebrada este martes en Washington, cuyo tema central era Venezuela, el embajador de Estados Unidos en la OEA, Michael J. Fitzpatrick, expresó su preocupación por el bloqueo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) a la Asamblea Nacional, así como también los hechos de violencia registrados en los últimos días; además de reclamar que debe ser permitido celebrar el revocatorio.

Fitzpatrick señaló que a la Asamblea Nacional no se le ha dejado legislar, a pesar del triunfo del pasado 6 de diciembre.

Mientras, el representante de Uruguay, Hugo Cayrús, dijo que su país está en disposición para colaborar para resolver los conflictos, y a favor de los procesos constitucionales como el referendo revocatorio.

Los representantes de México y Argentina, propusieron la creación de un grupo de amigos de Venezuela para apoyar la labor de los tres expresidentes miembros de la Unasur, quienes están trabajando como mediadores de la crisis institucional e el país: José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Manuel Torrijos. Este anuncio obtuvo el respaldo explícito de la delegación de Canadá y Brasil.

También, Juan Pablo Lira, embajador de Chile en la OEA, mostró su apoyo a que en el diálogo se le dé prioridad a la institucionalidad, afirmando que no es fácil lograr la reconciliación, en referencia a los procesos que se han producido en el país.

Colombia se expresó en la OEA  a través de Andrés González, que la mesa de negociación debe aportar soluciones a los problemas que a traviesa la sociedad venezolana.

Por su parte, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, aunque saludó la iniciativa dejó en claro que “dialogar no es sentarse hablar es demostrar compromiso con la democracia, respeto a los Derechos Humanos, no tener presos políticos y detener las detenciones arbitrarias”.

La canciller, Delcy Rodríguez, en una primera intervención, rechazó con dureza estas intervenciones y denunció que había países que pretendían transformar el foro político continental en un “tribunal para juzgar a Venezuela”.