Por lo menos cinco denuncias semanales reciben las diferentes comisarías por robos en el transporte público.

Viajar en transporte público en Venezuela es madrugar, estar en una parada de autobuses desde las 5:00 AM, hacerse las 8:00 AM, hora en que la mayoría debe ingresar a sus trabajos y seguir esperando todavía por el primero de los dos o tres buses que debe tomar para llegar a su destino.

Bajo el sol o la lluvia, los usuarios del transporte público pasan horas esperando el bus, tanto en la mañana al iniciar el día, como en la tarde cuando culmina la jornada. A ello se suma el acecho diario de la delincuencia, tanto en las paradas como dentro de las unidades.

Las comisarías suelen recibir entre cinco y seis denuncias diarias en promedio por robos a mano armada, casi todas víctimas de asaltos en autobuses.

En Ciudad Guayana, uno de los puntos clave donde se cometen estas fechorías es en San Félix, justo en la pasarela de Dalla Costa a la altura del Puente Caroní, a pesar que a pocos metros a hay un punto de control policial.

Celulares, carteras, dinero, relojes y cualquier objeto que los delincuentes consideren de valor son arrebatados a sus víctimas, amenazadas por el armamento en mano del delincuente.

Algunos usuarios han llegado a presumir hasta complicidad con el chofer o los colectores, por el hecho de no robarles el dinero, no hacerles nada o no cobrarles el pasaje cuando suben a la unidad.

El año pasado, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) en diferentes estados entregó a las alcaldías propuestas y acciones ante el problema de la violencia en el transporte público.

“La violencia está inmersa en toda nuestra actividad, y el transporte se ve muy afectado; la mayoría de los usuarios está viendo un problema de alto grado de violencia en el transporte. Yo creo que con acciones y políticas bien dirigidas, a lo mejor podremos disminuirla”, dijo Simón Ballesteros, presidente del Inmetra, de la Alcaldía Metropolitana de Caracas.