La Virgen del Rosario de Nuestra Señora del Chiquinquirá o La Chinta como popularmente se le llama colma a su feligresía cada 18 de noviembre.

Desde la aparición de su imagen el 18 de noviembre de 1709 encontrada por una humilde viejita, llamada María Cárdenas, quien lavaba a orillas del Lago de Maracaibo, la Virgen del Rosario de Nuestra Señora del Chiquinquirá o La Chinita se convirtió en la mayor referencia de la fe y devoción en la entidad zuliana.

Es por ello que cada 18 de noviembre tiene un significado poco común en el estado Zulia, pues, este día los feligreses de La Chinita la esperan con una serenata y bendiciones desde la emblemática Plazoleta de la Basílica de Maracaibo.

De rodillas, en sillas de rueda, descalzos y pagando promesas sus feligreses madrugan ese día para darle las gracias a La Chinita por los favores concedidos, pues aseguran que “La Reina Morena” escucha a todo aquel que implore frente a ella para curar enfermedades y ayudar a salir de las dificultades.

Uno de los tantos testimonios de fe es el de Nancy Fuenmayor, quien asevera que hace tres décadas atrás un diagnóstico médico le arrebataba las esperanzas de ver crecer a su hijo como los demás y que en medio del desconsuelo acudió a la casa de la Santa Madre a pedir lo único que le devolvería la alegría en ese momento, un milagro.

“Hace 31 años le traje a mi hijo que tenía problemas de la vista y estaba prácticamente ciego, se lo traje para acá en brazos y se lo ofrecí a La Chinita para que me le devolviera la vista y me lo sanara, mi hijo hoy ve, y es por eso que desde hace 31 años vengo con él a agradecerle, porque La Chinita me hizo el milagro”, manifiesta entre lágrimas Nancy Fuenmayor devota de La Chinita.

José Nava, un trabajador petrolero, es dueño de otra de estas historias de fe, pues en una de sus jornadas laborales mientras estaba solo cayó al Lago de Maracaibo de una de las gabarras y en su desesperación se encomendó a La Chinita para no morir ahogado y a los pocos instantes fue rescatado.

«Yo me caí en el lago, no me pasó nada, caí debajo de una gabarra, y apenas me montaron en la lancha para salvarme me vine a la Basílica a agradecerle a La Chinita, y hasta que me muera vendré a seguirle agradeciendo”, asegura Nava.

Dalia Contreras también agradece su milagro a La Chinita, pues su pequeña hija sufría de una patología que le impedía ver a través de uno de sus ojos, por lo que los médicos recomendaban retirarlo, y ante la situación también le encomendó a La Chinita su sanación.

“El milagro que me concedió fue para mi hija, que casi perdía el ojo, ella no ve de ese ojo, pero se logró salvar…, siempre hemos sido devotos de La Chinita y venimos cuando la sacan, al desfile…, es un amor por La Chinita”, afirma Contreras.

Llegada de La Chinita a Maracaibo

El 18 de noviembre de 1709 una tablita flotó en las orillas del Lago de Maracaibo, en ella se divisaba una imagen que llegó para quedarse entre los zulianos, quienes con amor la veneran y a quien llaman amorosamente: La Chinita.

María Cárdenas, una anciana solitaria que vivía en El Saladillo, fue la encargada de encontrarla mientras trabajaba en lo que hacía cada mañana en las orillas del Lago de Maracaibo, lavar ropa ajena, cuando sin darse cuenta, desde lejos y en medio del vaivén de las aguas, venía en dirección a ella una tablita, que lentamente, llegó a la orilla, justo donde sus manos se sumergían en el agua para lavar la ropa.

Esta tomó la tabla y al terminar de lavar regresó a su casa, y con ella cubrió una tinaja de agua fresca, según los historiadores de la ciudad, María Cárdenas se quedó dormida al caer la tarde y en medio de la noche se despertó en plena oscuridad y salió a buscar a una tienda cercana unas velas.

Al regresar, una muchedumbre estaba congregada frente a su hogar, pues un brillo abrumador iluminaba su humilde hogar y al entrar observó que la tabla ya no estaba sobre la tinaja, sino que colgaba en el aire llenando el espacio de una luz divina.

Desde ese entonces La Chinita ha sido la fuente de inspiración de gaiteros que cada año empuñan sobre el papel la tinta con la que escriben temas que describen el amor hacia la Patrona que bendice a su pueblo que se une en un mismo amor cada 18 de noviembre.