¡Vamos al revocatorio!, porque por estas calles solo se ven seres tristes y ensombrecidos, haciendo colas con la indignación infinita a los que los ha sometido el monstruo de la decadencia y la ignorancia.

¡Vamos al revocatorio!, porque por estas calles se respira el hedor a muerte que ha dejado la peste de grupos armados (delincuencia organizada, NO, lo siguiente y aupada por las fuerzas políticas y militares), la menguada y desatendida salubridad (todo responsabilidad del desgobierno del advenedizo de Miraflores), y el hambre que mata lentamente por inanición (solo los indeseables causantes de esta anarquía son los que comen y lo que les da la gana).

¡El revocatorio será este año!, porque por estas calles solo hay desechos y ruinas de lo que fue un país pionero en construcciones y belleza ornamental. Es desgarrador, pero la realidad, es que ahora, solo queda vestigios de la apoteosis que incrustaron en Venezuela y que las alienadas cabezas de los rojitos no quieren reconocer. Tenemos que llenarnos de bríos, para que cuando esto termine (¡SI!, es el comienzo del fin), surja la iniciativa de todos para reconstruir al país después de esta guerra civil que ya tiene 10 años, pero no es reconocida como tal.

Si, como suena, lo que se esta viviendo en este pobre rico país es una guerra civil disfrazada por muchos dándole el nombre de crisis, con lo cual los venezolanos que salen desesperados huyendo de esa barbarie, deberían ser tratados como refugiados de guerra y no apátrida como los llaman muchos. ¡El referendo va!, le guste o no a los mamarrachos del desgobierno rojo, aunque pongan las trabas que pongan, porque de no ser así, se les caerá la mascara democrática que usan y saldrá a la luz la verdad de que estamos desde hace mucho en una dictadura, régimen extrapolado por el “gigante eterno” desde Cuba.

El pueblo, y englobo en la palabra a los chavistas también, porque al final pueblo somos todos a los que nos destroza el corazón ver al país como esta y lo que se padece en él, todo y todos, definitivamente estamos saturados, tal cual una olla de presión a punto de estallar, de hecho cada día se registran focos de violencia por el hambre y los que deberían estar para defendernos solo siguen ordenes como perros amaestrados para atacar a cambio de un miserable hueso corroído, muy lejos quedo nuestra Gloriosa Armada Nacional, ahora solo son la DESARMADA política nacional (salvando algunos que merecen nuestros respetos y que lo han arriesgado todo por sus hermanos y por su tierra).

La confianza se ha perdido, no creemos en nadie, no tenemos un líder plausible, todos van en busca de sus propios intereses, solo posturas y palabras, ¿Quien se preocupó? O mejor dicho ¿quién de los políticos o sus mujeres se ocupó de intentar conseguir los medicamentos para los niños que han fallecido?, ¿quién va de casa en casa repartiendo un poco de leche a esas madres que sufren mas que nadie por el bienestar de sus niños?, ¿Qué político saca de su bolsillo para comprarle de cualquier forma algo de comida a los padres que dejan de comer cada día para darle lo poco que tienen a sus hijos?. La decepción es tan grande que ponemos en duda la buena voluntad de quienes pretenden ayudar a sacar adelante a un pueblo destrozado.

¡Renuncia o revocatorio!