Conseguir las medicinas, se ha convertido en un sacrificio sobre humano. En las farmacias, no se encuentran los medicamentos, pero al parecer los bachaqueros de Catia son la solución para muchos a sus problemas de salud. Las medicinas las llevan escondidas en el bolso, mientras venden los rubros difíciles de conseguir , tales como harina precocida, arroz o leche en polvo.

“Buenos días, ¿sabe dónde puedo conseguir antibióticos?”, le preguntó Andrés Perdomo a un bachaquero, quien le respondió mostrándole los medicamentos que guardaba en su bolso. Tenía antibióticos como cefalexina de 500 mg (24 cápsulas) a 180.000 bolívares, amoxicilina de 500 mg (20 unidades) a 180.000 bolívares y de 250 mg (24 pastillas) a 150.000 bolívares.

Perdomo le preguntó dónde consiguió los fármacos. “Nos los traen de hospitales, clínicas y de laboratorios. Yo le aumento 20.000 o 30.000 bolívares al precio que me lo venden para obtener ganancias”, respondió el bachaquero casi gritando por el escándalo de los otros vendedores informales que ofertaban sus productos para conseguir la mayor cantidad de clientes. “¡Azúcar, azúcar más barato!”, vociferaba uno, mientras que otro gritaba: “¡Llévese su harina pan, harina pan!”.

El consumidor le preguntó qué otros medicamentos tenía. El bachaquero disponía de unas de las medicinas más buscadas en todas las farmacias del país: hidroclorotiazida ababor (Losartán) de 50 mg y de 100 mg, para la tensión, a 150.000 bolívares 10 pastillas; y para la tiroides, levotiroxina sódica (Eutirox) de 25 mg y 50 mg a 200.000 bolívares las 25 cápsulas.

Estos son algunos de los tanto insumos que tienen los bachaqueros, mientras que en los hospitales los pacientes sufren y fallecen por no tener su medicación a tiempo. Farmacias con anaqueles vacíos, son la realidad del venezolano, que se ve expuesto a comprar medicinas sin control de calidad, por la sencilla razón de vivir.