Ya no es solo emigrar por autobús o por mar, el éxodo de venezolanos ahora es también para aquellos que se arriesgan a salir del país caminando. 

No es algo nuevo, desde 2016 el éxodo de venezolanos empezó a notarse aún más con aquellos que decidían irse del país por tierra. Sí, pasando tres, cuatro, cinco o una semana completa viajando en autobús, rumbo a su nuevo destino, huyendo de la crisis económica y social de Venezuela.

Ahora es mucho peor, el éxodo de venezolanos es caminando. Hay un grupo que fue observado en las carreteras con destino a Brasil. Pero sin ir muy lejos, hay otros que tomaron rumbo a Boa Vista, Brasil, donde las autoridades estiman que entre 500 y mil 500 venezolanos ingresan diariamente al país vecino.

Venezolanos caminan desde Santa Elena de Uairen , al sur del estado Bolívar, específicamente desde la línea, en la frontera con Brasil, hasta Boa Vista. Son más de 200 Km (unos tres días caminando). La primera ciudad en el camino es Pacaraima a 80 Km. Son 40 mil venezolanos que han llegado a Boa Vista, en el estado de Roraima, lo que representan el 10% de la población de esa ciudad. La mayoría llega sin dinero ni comida, y se refugian en plazas..

¿Necesidad o aventura?

Para estos venezolanos no es una aventura, es la necesidad, o como ellos mismos alegan, el desespero por lo que se vive en Venezuela.

Jonathan llegó hace poco a Perú, se fue por tierra. No tomó la dura decisión de llegar a alguno de esos lugares caminando, pero sí estuvo cuatro días viajando.

«Buscaba irme en grupo con otros venezolanos, para no estar solo, pero no coincidimos y me tocó viajar así. Es duro, me fui sin papeles, allá (Venezuela) mi mamá quedó apoderada para tramitar eso. Mis planes son trabajar, hacerme una base y de allí ir a Chile o Argentina, quiero traerme  a mi madre», cuenta Jonathan.

En Colombia es constante la movilización de venezolanos. De acuerdo con la oficina de Migración en este país, el promedio mensual de ingreso a Francisco de Paula Santander y Unión Santander es de 34 mil personas entrando y 32 mil saliendo por los mismos puntos.

¿Por qué no es una aventura? Porque no han decidido irse simplemente a recorrer el mundo de mochileros, a dando la vuelta al mundo en moto o en bicicleta. Abandonaron su país con la idea de una mejor calidad de vida, aunque actualmente no sea eso precisamente lo que viven.

Los que se van

Emily Correa está próxima a irse a Perú, pero no sola, con un grupo de al menos 20 venezolanos. Se van en autobús, allá llegarán a casa de un amigo, y entonces cada uno espera tomar su rumbo.

«Mi idea es trabajar e irme a Chile donde tengo más amigos. Me voy por tierra porque a pesar de lo costoso y el tema del efectivo, y que la transferencia es más cara, no tengo para pagar un pasaje de avión que no se consiguen y hasta para irte a Caracas te lo cobran en dólares, y en bolívares al cambio del paralelo», acota Emily.

Los planes del éxodo venezolano continúan. Unos trabajan para reunir y emigrar, con o sin papeles, ante lo complicado que se ha vuelto legalizar y apostillar documentos.