pobrezaHemos escuchado en repetidas ocasiones sobre la pobreza que atraviesa el país y sus diferentes frases. Que ser rico es malo, que ser pobre te hace más humano, que la pobreza es culpa de la cuarta República o de la revolución.

Si nos ponemos a analizar la palabra pobreza, llegamos a la conclusión genérica de que es necesidad, carencia o escasez de algo. Recorriendo las redes sociales este fin de semana, me entristeció muchísimo ver en unos videos como la gente se peleaba por alimentos, veía estremecida, como se ha llegado al punto de no importar la edad, ni el sexo, ni la fortaleza o debilidad de una persona, sencillamente arremetían como zombis los unos contra los otros.

Me preocupa el grado de pobreza que ha alcanzado el país, empezando por la gente que cada día tiene que enfrentarse a interminables colas para luego terminar a trancazos con los que tienen a su alrededor. Les hablo no solo de la pobreza económica, sino de la pobreza humana que inunda a la sociedad venezolana.

Entiendo el hecho de la necesidad de poder alimentar a tu familia, pero estamos en casos de extrema falta de empatía por el prójimo. ¿Cómo se puede llegar a agredir a una señora mayor sin respeto alguno?, ¿Cómo se puede pisotear a una mujer embarazada?, ¿Cómo se puede atropellar a un niño que esta con su abuelo en una cola?.

Todo esto ocurre por la pobreza, repito, no solo económica, sino también por la pobreza en valores que se ha generado a lo largo de estos últimos 10 años. Empiezo por nombrar a los pobres de conocimiento y sentido común que están en el gobierno, son los mayores y principales pobres del país, son pobres en estrategias, son pobres en inteligencia, son pobres en gestión, son pobres en valores, ¡son pobres en todo!, son tan pobres, tan pobres, que lo único que tienen es dinero… y mal habido, porque en lo que son más pobres es en saber ganarse la vida dignamente y lo han hecho a costa del pueblo.

La sociedad venezolana ha caído bajo la pobreza del régimen, que también la ha arrastrado a la corrupción de los sentimientos, no solo del dinero. La gran estafa es una política que mostraba expectativas de mejoras para el país y era una mascara para poder ser líderes de trapo movidos por los cordones de Fidel Castro, quien ha tenido doblegado a su pueblo por mas de cuatro décadas.

Venezuela y su gente están tan pobres de espíritu, de felicidad, de unión, de positivismo, de amor, de conciencia, que no se dan cuenta que se comportan como zombis, llevándose a quien sea por delante con tal de conseguir lo que quieren. Tenemos que incitar a la población a mantener la calma, dejar a un lado esas miserias que han sembrado los mayores productores de odio en el país.

Es lo único que han sembrado y producido, odio y pobreza en todas las índoles.

El despertar de esa pesadilla en la que estamos sumergidos y tratar de ayudarnos entre todos para solucionar este desastre, es el camino correcto.

Ya queda menos para que termine esta situación, tenemos que mantener la fuerza y la esperanza en que el cambio se ha iniciado, pero también estar consientes de que 17 años de mala gerencia no desaparecen de la noche a la mañana. Dejemos a un lado la pobreza y llenémonos de grandeza, esa grandeza que nos ha caracterizado por mucho tiempo, ese valor por querer ser mejores, esa empatía que teníamos hacia cualquiera de los nuestros o los de fuera. No abandonemos la lucha por ser mejores seres humanos, aunque es muy duro lo que vive el pueblo, tenemos que ser verdaderos robles, ni la tempestad perfecta ha podido derrumbarlos. Es el mayor ejemplo que podemos dejar a nuestros hijos.