La diáspora se ha incrementado estrepitosamente a raíz de la trágica situación de Venezuela, que lamentablemente cada día va más en declive.

Muchas son las opiniones que se escuchan acerca de la convulsa situación actual de Venezuela, no solo dentro del país, sino también algunos de la diáspora venezolana que se habían mantenido al margen, tratando de desconectar con la realidad, pero llegando al limite en el que estamos, es tan irrespetuoso, estruendoso, vulgar y criminal los actos del régimen, después de la masacre de El Junquito, que es imposible estar impávido ante semejante genocidio en todos los niveles de la sociedad venezolana.

Es inconcebible la desfachatez de algunos dirigentes políticos al atender un llamado a elecciones por un ente írrito como es la asamblea constituyente bajo el mando de Diosdado Cabello, arreando a sus becerros constituyentistas como le da la gana. A parte de todo lo dicho, que ya es grave, la incoherencia de participar en tamaña transgresión, ha dejado al descubierto a todos los contra opositores compinches del desgobierno rojo rojito manchado de sangre, cuando la comunidad internacional se ha pronunciado desconociendo esas elecciones.

No importa cuanto tiempo tengamos fuera de nuestro país, el hecho de ser coterráneos y haber crecido en una Venezuela que nuestros muchachos menores de 19 años no conocieron, nos tiene que dar el valor para recuperarla de cualquier forma, todo tipo de presión es valida, en cualquier país que te encuentres el asistir a concentraciones pacificas en las embajadas y consulados puede ser una de ellas.

La diáspora en España ha sido muy activa, pero por un momento la falta de seriedad y la irresponsabilidad de la MUD, nos demostró la lamentable faceta de sentirnos huérfanos, sin pena ni gloria, un balde de hielo nos despertó de tan bonito sueño de creer que teníamos los mejores representantes de oposición. La verdad es que sí la tenemos, lo que pasa, es que no están dentro del país, están en Universidades internacionales dando clases, están trabajando en las petroleras de otros países, están en consorcios multinacionales aportando su experiencia, están en grandes hospitales y clínicas salvando vidas, están en la clandestinidad, y algunos muy mayores, como se ha comprobado y lo han denunciado sin recibir su pensión, siguen al frente sin desfallecer, estamos en todas partes del mundo trabajando, estudiando y aprendiendo de la política exterior y como aplicarla.

Hemos aprendido estando afuera, que no somos simples ciudadanos venezolanos, sino que somos especialmente valiosos, que como en todas partes del mundo hay venezolanos buenos y venezolanos malos o tóxicos, que la mayoría de nosotros amamos profundamente esa tierra que nos parió y que se revienta de dolor al sabernos desperdigados. Cantidad de nosotros salimos sin querer salir, simplemente nos tocó protegernos de las manos destructoras del régimen que acaba con la vida, la moral y la conciencia de cada venezolano. Estando lejos nos sentimos impotentes, criticados y hasta desamparados, pero todo venezolano de bien consigue en cualquier parte del mundo buenos amigos que se unen a nuestra causa, ya sea por empatía o por el cariño que desprendemos al hablar de Venezuela con la voz quebrada, una leve sonrisa obligada y con lagrimas contenidas en los ojos que al final se deslizan tímidamente por el rostro.

Seamos el eco en todo el mundo de las voces que han asesinado sin ningún remordimiento, llenemos los oídos de las instituciones internacionales de más ruido de libertad invitándolos a que nos ayuden a terminar con esta pesadilla, seamos los libertadores desde el exilio, tenemos gente muy brillante que conformando un equipo de transición podrían trabajar por recuperar la República, el respeto, la cordura, la economía, la salud, la democracia, pero sobre todo la moral ciudadana.

Mi orgullo y admiración a todos esos héroes caídos por manos de la nefasta casta chavomadurista, igualmente a los valientes que han escapado del país a su suerte para no perder la vida y continúan la lucha con más fuerza que nunca, son muchos, pero hoy nombro especialmente al periodista Jesús Medina, porque sé que ha sido muy duro para él. Mi más sincero agradecimiento a todas las personas que sin haber conocido nuestro país se unen a nuestra causa incondicionalmente, gracias Pedro Aparicio, amigo, maestro, compañero de lucha.