A propósito de la celebración del Día de las Madres este domingo, los caraqueños como de costumbre el fin de semana tomaron el bulevar de Sabana Grande en búsqueda de precios accesibles para dar el mejor regalo a su progenitora.

Un par de tiendas cerradas, locales a medio haber y poca variedad de productos es lo primero que se encuentra en lo que fue uno de los paseos más concurridos de la ciudad capital.

Las tiendas de zapatos fueron las más visitadas. Precios entre 4 mil y 7 mil bolívares por un par de zapatillas alarmaban a los clientes, quienes al final veían que se trataba de una “ganga” cuando comparaban con zapatos de suela de goma, cuyo precio se fijaba entre los 8 y 15 millones de bolívares.

Y aunque resulta a veces incómodo regalar ropa interior a mamá, siempre se contempla como opción. Al menos, así lo era antes de que un brassier se ubicará en los 3.500.000 de bolívares y un paquete de tres panties rondara los 4 millones de bolívares.

El típico desayuno o un sencillo almuerzo también sobresalía del presupuesto de cualquiera que perciba mensualmente salario mínimo integral, el que fue incrementado recientemente a 2.555.500.

En cualquier pequeño restaurante de la zona, el almuerzo para una familia de 4 personas podría ubicarse en 5 millones de bolívares, mientras que acudir a un local de comida rápida les podría costar hasta 8 millones de bolívares.

No es secreto que la crisis golpea cada vez más duro a los venezolanos que siguen haciendo un esfuerzo por mantener las tradiciones. Para aquellos que salían desanimados de las principales tiendas del bulevar, las vidrieras de pastelerías o heladerías les daban un nuevo aliento.

Largas colas de madres con sus hijos adolescentes o adultos jóvenes se observaban para la compra de los populares helados de la Poma, donde el precio de una barquilla puede ubicarse en 500 mil bolívares mientras que el de una tinita en 700 mil bolívares. Una diferencia importante con los precios de su principal competencia, un local de comida rápida, en el que los helados pueden llegar a costar hasta 1.250.000 bolívares.

Pese a los múltiples obstáculos económicos, algunas madres venezolanas y sus hijos revelaron que no permitirán que el día pase por debajo de la mesa. “Es una forma de enfrentarnos a la crisis y de no dejar que el gobierno se siga saliendo con la suya de hacernos infelices. Así sea comiendo un heladito o juntándonos todos en casa, lo celebraremos”, comentó una de ellas.