Ante la necesidad de crear un transporte rápido y masivo para la ciudad capital, comenzaron en Venezuela los planes para iniciar el Metro de Caracas, de la mano de las empresas Parsons, Brinckerhoff, Quade & Douglas de Nueva York y Alan Voorhees de Washington D. C. en el año 1968.

No fue sino hasta 15 años después, exactamente el 2 de enero de 1983, cuando el presidente de ese año, Luis Antonio Herrera Campíns, inauguró el sistema prometiendo rapidez, comodidad y lujos a las personas que utilizarían el transporte subterráneo para trasladarse.

A lo largo de los años, fueron incorporando estaciones. En el siglo XX, se inauguraron todas las etapas de las líneas 1 y 2, posteriormente se inauguró la primera fase de la línea 3.

A mediados de la década de los años 80 y 90 fueron incorporando las diferentes estaciones:
  • Línea 1: Propatria – Palo Verde
  • Línea 2: Las Adjuntas – Zoológico – El Silencio
  • Línea 3: La Rinconada – San José – Plaza Venezuela
  • Línea 4: Capuchinos – Parque del Este
  • Línea 5: El Hatillo – Santa Ana
  • Línea 6: Los Magallanes – Warairarepano (La Urbina)

Actualmente, el Metro de Caracas cuenta con seis líneas que suman 53 estaciones, y todavía el Gobierno mantiene las promesas de ampliar las rutas para los usuarios que necesitan viajar a la capital.

Empujones, sudor, mal olor, gritos e insultos son los factores que protagonizan la forma de ingresar a los vagones, ante el desespero de quienes necesitan llegar a tiempo a su destino.

Quienes logran ingresar al vagón, tienen que soportar estar apretados entre un grupo de personas que se quejan de la administración del gobierno de Nicolás Maduro, quien busca perpetuarse en el poder el próximo 20 de mayo.

Para las personas con discapacidad viajar en el Metro es una tarea más difícil, dado que las escaleras mecánicas y los ascensores no funcionan, aunado a ello, las estaciones no ofrecen rampas que ayuden al desplazamiento de los mismos.

Pese a que el transporte subterráneo comenzó con la promesa de ser el sistema más rápido y cómodo de Latinoamérica, esa idea se ha ido evaporando frente a un Gobierno que se olvida del mantenimiento de las instalaciones, realidad que perciben los usuarios aunque la institución se empeñe en desmentir el deterioro.

La crisis económica que ahoga a los venezolanos también afecta a la empresa pública, desde hace semanas, los torniquetes estarían libres porque, según una fuente de El Nacional Web, la directiva habría ordenado que los viajes fuesen gratuitos debido a que no tienen recursos para emitir boletos.

Otra versión, dicha por El Universal, los torniquetes estarían libres porque planean un aumento del pasaje a partir de junio, mes donde comenzaría a circular el nuevo cono monetario denominado «Bolívar Soberano».

Aunque ninguna de las dos medidas han sido confirmadas, dado que la empresa no emite comunicados al respecto, la institución estaría sin recibir recursos para el pago del mantenimiento y el sueldo de sus trabajadores, quienes perciben, desde el nuevo aumento decretado por el Gobierno a finales del  mes de abril, Bs. 2.555.500.

Mientras los venezolanos, que se ven obligados a utilizar el Metro debido a que la falta de transporte público en la superficie, tienen que seguir «aguantando» las desdichas de trasladarse de manera incómoda y seguir «soportando» que pedigüeños y vendedores ambulantes transiten entre los vagones contando los problemas que tienen para conseguir dinero, esperando que alguien se sensibilice y aporte un grano de arena para la obtención de alimentos.

Detrás de la franja amarilla, los venezolanos esperan al tren que viene con retraso, con la angustia de que una persona no se lance a las vías o sea empujada por un antisocial que quiera apropiarse de sus pertenencias.

Ante el silencio de la empresa, cuya directiva no se responsabiliza por los daños de la institución, las personas siguen utilizando el Metro, sin la esperanza de que mejore en un futuro próximo.

Texto: Betzimar Carballo (@Betzimar17) y Andrés Landa
Fotos: Google